China reforzó la seguridad en la frontera exterior del Tíbet, en los pasos del Himalaya, con motivo del 50.º aniversario de la insurrección tibetana del 10 de marzo de 1959. Mientras, grupos tibetanos en el exilio convocaban a masivas manifestaciones para conmemorar lo que consideran el mayor símbolo de la lucha de resistencia contra el poder chino. En este escenario, el presidente Hu Jintao, que fue número uno del Partido Comunista en el Tíbet entre 1988 y 1992, llamó a los líderes de la región a que levanten una gran muralla contra el separatismo.
En previsión de que los acontecimientos se adelanten a este deseo, el Gobierno chino ha estado desplegando tropas en las zonas fronterizas. Los soldados están reforzando los controles en los puntos de entrada y en las carreteras a lo largo de la frontera internacional del Tíbet y prestos para intervenir. Su despliegue obedece al temor de que los grupos de exiliados puedan intentar desestabilizar la región desde Nepal o la India.
Los tibetanos exiliados en la India anunciaron que celebrarán el 50.º aniversario de la sublevación con grandes manifestaciones, a pesar de que el Dalái Lama, exiliado en Dharamsala desde 1959, llamó a sus fieles a limitar la celebración a oraciones y ceremonias. «Diez mil personas podrían sumarse a nuestro movimiento, destinado a hacer crecer la tensión con China», afirmó Tenzin Choeyung, presidente de Estudiantes para un Tíbet Libre, grupo que reclama la independencia y no una simple autonomía, como el Dalái.
El secretario general de la organización radical Congreso de la Juventud Tibetana, Tenzin Norsang, también prometió manifestaciones en Dharamsala y en otras ciudades de la India, como Nueva Delhi.
En Lhasa, principal escenario de las protestas del año pasado contra los chinos, los habitantes afirmaron haber visto fuerzas de seguridad armadas patrullando la ciudad. «Se puede salir, pero siempre llevando los documentos de identidad en caso de control», afirmó el empleado de un hotel.
En este contexto de creciente tensión, la prensa china informó de una protesta en la prefectura de Golog, una zona poblada por tibetanos en la provincia de Qinghai, en la que se lanzaron artefactos explosivos de poca intensidad contra un vehículo de la policía y un camión de bomberos, sin causar víctimas.