El muchacho interrogó a la ex secretaria de Estado sobre los tratos a los detenidos en Guantánamo.
04 may 2009 . Actualizado a las 22:08 h.La primera aparición pública en Washington de Condoleezza Rice parecía totalmente inofensiva: niños de primaria, escuela judía, nada de periodistas. Quién se iba a imaginar que de su tierna audiencia saldría una pregunta sobre la tortura.
Hasta ese momento le habían preguntado por cosas como por qué cualidad suya querría ser recordada, o cómo fue crecer en Alabama durante la segregación racial. Entonces le tocó el turno a Misha Lerner, un niño de cuarto grado al que los maestros ya le habían obligado a bajar el tono y evitar la palabra «tortura», según contó ayer The Washington Post. «¿Qué le parece lo que está diciendo el gobierno de Obama de los métodos que usó el gobierno de Bush para obtener información de los detenidos?», preguntó el pequeño.
«Espero que lo entendáis, eran tiempos muy difíciles», acabó confesando la ex secretaria de Estado que, según los memorandums hechos públicos, fue la primera en autorizar a la CIA a usar métodos como el waterboarding -simulacro de ahogamiento-.
«Estábamos todos aterrorizados con la posibilidad de otro ataque terrorista dentro de nuestro país. El 11-S fue el día más difícil de mi vida en el gobierno. Pero incluso en esas circunstancias el presidente no estaba preparado para hacer algo ilegal. Espero que la gente entienda que estábamos intentado proteger al país».
Había un tono de disculpa en sus palabras que nunca se había escuchado antes. A diferencia del ex vicepresidente Dick Cheney, la brillante graduada de Stanford ha comprendido que los tiempos han cambiado. El país demanda que le pasen cuentas a los que abusaron del poder ordenando torturas y empañaron la imagen de EEUU. Algunos se conforman con pedir un fiscal especial o una comisión al estilo de la del 11-S.
Otros quieren que se les ponga en el banquillo por crímenes de guerra. Y Rice es la primera en la picota. Hasta ella conducen los memorandum sobre el uso de torturas.
Sin escuchas
Rice, que entonces era Consejera de Seguridad Nacional, niega que violase ninguna ley, porque «por definición, si lo había autorizado el presidente no violaba nuestras obligaciones bajo la Convención Contra la Tortura», dijo la semana pasada a los estudiantes universitarios de Standford.
La frase ha sido como un viaje en el tiempo por su parecido con las palabras que condenaron a Nixon por autorizar escuchas ilegales en el caso Watergate. «Lo que estoy diciendo es que cuando el presidente lo hace, eso significa que no es ilegal», acabó diciendo el infame ex presidente cuando el periodista David Frost lo presionó.
Rice dice no querer entrar en el juego de criticar a Barack Obama, y parece seguir siendo fiel a su anterior jefe. Al fin de la jornada accedió a tomarse fotos con el pequeño que la puso en apuros. Su madre, orgullosa, contó a The Washington Post que la pregunta original era «Si trabajara para el gobierno de Obama, ¿presionaría para que autorizase la tortura?». Pero por suerte para Rice el colegio no permitió que la cosa llegara tan lejos.