A una semana del asesinato del abogado Rodrigo Rosenberg, quien en un vídeo difundido tras fallecer atribuyó la responsabilidad de su muerte al presidente Álvaro Colom, decenas de miles de guatemaltecos salieron ayer a la calle para expresar su apoyo o repulsa al Gobierno, pero sin ningún tipo de confrontación violenta, como se temía.
Los organizadores de la concentración crítica con Álvaro Colom habían anunciado que se reunirían en la plaza de Italia, para ir hacia la de la Constitución, donde está la sede gubernamental. Pero ante los llamamientos a mantener la «cordura» por parte del mismo Colom, la Iglesia o la Procuraduría de Derechos Humanos, decidieron variar sus planes y quedarse a dos kilómetros del lugar en el que se concentraron los defensores del actual Gobierno.
Con ambas plazas llenas, la afluencia de público rondó las 30.000 personas en cada caso, según los organizadores. Pero además de la diferencia entre consignas: «Colom amigo, el pueblo está contigo», en la de la Constitución, o «Justicia», «Asesinos» y «No tenemos miedo», en la de Italia, fue evidente que, mientras en la primera abundaban los trajes tradicionales indígenas, en la segunda había una enorme concentración de gafas de sol.
En un país con más de 6.000 asesinatos al año (un 98% quedan impunes), los detractores de Colom negaron desde el primer día que su lucha trascienda la exigencia de justicia. Quienes apoyan al presidente mantienen que su causa es la de los pobres, y defienden programas sociales que coordina la primera dama, Sandra Torres. El de la Bolsa Solidaria incluye arroz, azúcar o frijoles, entre otros alimentos básicos. Muchos de los simpatizantes de Colom habían llegado del interior del país, viajando toda la noche, pero ellos sostienen que estaban allí por iniciativa propia. Sin embargo, el principal líder de la oposición, Otto Pérez Molina, denunció en la emisora local Radio Sonora, que el Gobierno estaba movilizando a miles de personas a cambio de transporte y comida gratis.
«Quien encubre, no descubre»
En la plaza de la Constitución, ya desde la noche del sábado, se había instalado un gran escenario, tras del cual, tendida sobre la fachada del Palacio Nacional, colgaba una pancarta que decía «Colom, mi presidente, con vos está la gente». Los manifestantes de la plaza de Italia lamentaron no poder contar con mejor equipo de sonido, o más pantallas gigantes, al no tener «el presupuesto de un Estado».
Otra de las consignas novedosas entre los críticos con el presidente fue aludir a su tío, Manuel Colom, asesinado por los militares cuando era alcalde de Ciudad de Guatemala, en 1979. «Entonces los titulares de prensa dijeron que quien encubre no descubre, así que ahora nosotros decimos lo mismo», espetaron desde la tribuna. Y la masa, uniformada con ropa blanca, aplaudió y jaleó con la misma energía con la que minutos antes había silbado las imágenes de la entrevista que un Colom visiblemente nervioso concedió a CNN , el pasado miércoles. Por megafonía anunciaron, además, que llevaban recogidas más de 25.000 firmas solicitando la renuncia del presidente Colom.
Entre ambas plazas, separadas por la sexta avenida, uno de los principales ejes comerciales de Ciudad de Guatemala, la policía municipal desplegó agentes antidisturbios, cuya intervención no fue necesaria. Pero el miedo a posibles incidentes influyó, probablemente, en que ni unos ni otros se acercaran lo más mínimo al número de personas que habían previsto congregar.