Los talibanes ordenaron ayer la retirada de sus militantes de la ciudad de Mingora, enclave administrativo del valle de Swat y principal bastión de los fundamentalistas en la región, tras el asalto lanzado por el Ejército paquistaní, que consideró necesarios diez días más para controlar totalmente dicha localidad.
La orden de retirada fue dada por el jefe de los talibanes en la zona, mulá Fazlulá, según declaró su portavoz, Muslim Jan, que, sin embargo, advirtió de que los muyahidines seguirán luchando «hasta la última gota de nuestra sangre» en defensa de la sharia. Las Fuerzas Armadas paquistaníes anunciaron, por su parte, que siguen recuperando calle por calle el control de esta ciudad, prácticamente vaciada de sus habitantes. Según su versión, encuentran fuerte resistencia en algunos barrios, donde permanecen activos francotiradores, y los fundamentalistas dejaron colocadas muchas minas detrás de sí.
Al mismo tiempo, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) ha anunciado que el número de desplazados por la ofensiva paquistaní, emprendida el 2 de mayo, asciende ya a 2,38 millones.
Como reacción a la llegada masiva de refugiados, en la ciudad de Karachi (sur), parte de las tiendas estaban cerradas ayer debido a la convocatoria de una huelga. Fue hecha por el movimiento de defensa de la causa de los nativos del sur de la provincia sureña de Sindh JSQM, que se opone a la llegada de parte de los huidos, pertenecientes a la etnia pastún.
Los periodistas y el personal humanitario no tienen acceso a la zona de conflicto, y las conexiones de teléfonos, tanto de fijos como de móviles, parecen haber sido cortadas, por lo que resulta imposible verificar las informaciones que proporcionan los militares sobre sus avances. Según sus datos, en las últimas horas dieron muerte a cuatro insurgentes y tomaron el control de un bastión de los integristas situado en una importante zona fronteriza entre el conflictivo valle y el distrito de Manshera.
Pakistán sostiene, tras estos datos, que más de 1.100 milicianos y 66 soldados murieron en la ofensiva lanzada en los distritos de Bajo Dir el 26 de abril, Buner, el 28 del mismo mes, y Swat, el 8 de mayo.