Pekín amenaza con ejecutar a los líderes de la revuelta de Xinjiang

Marga Zambrana

INTERNACIONAL

El presidente Hu Jintao abandona de improviso la cumbre del G-8 para tomar las riendas de la crisis en su país

09 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El impresionante despliegue militar acometido por Pekín en Urumqi, la capital de Xinjiang, apaciguó ayer por unas horas el conflicto entre musulmanes uigures y colonos chinos, pero no consiguió apagar el incendio del todo. Aunque aislados, se vivieron incidentes de gran violencia entre miembros de las dos comunidades, que se suman a los ataques perpetrados durante la noche del martes al miércoles por los chinos han contra la minoría musulmana.

Mientras tanto, las autoridades endurecían su discurso. El jefe del Partido Comunista en Xinjiang amenazó con aplicar la pena capital a los responsables de las peores protestas en China en dos decenios. La crudeza de las revueltas es tal que el presidente, Hu Jintao, tuvo que regresar de improviso de la cumbre del G-8 para tomar las riendas de la crisis, un gesto sin precedentes que demuestra la gravedad que le otorga a la situación.

Los chinos han aún no han saciado su sed de venganza. Y aunque a lo largo de toda la noche pudo oírse en Urumqi a decenas de miles de soldados patrullando la ciudad, el barrio uigur amaneció con establecimientos musulmanes destrozados, cristales rotos y las mezquitas cerradas. Los vecinos aseguran que la zona fue atacada por entre 200 y 2.000 chinos han y que murieron por lo menos cuatro uigures, dato imposible de contrastar.

«Oí que murió gente cerca de la calle Nanlangpuo, pero no sé cuánta», dijo un uigur. «Teníamos tanto miedo que nos refugiamos en casa. Golpearon a la gente, rodearon a una mujer, eran cientos, la asediaron y persiguieron hasta las afueras del barrio». Otro vecino asegura que vio cómo un centenar de chinos apuñalaban a una anciana uigur en la calle: «Nunca tuvimos conflictos entre chinos han y uigures, todo esto es culpa del Partido Comunista».

Ningún chino han de los que ayer participaron en los linchamientos fue detenido, mientras que se tuvo noticia de un nuevo ataque en el que supuestamente la muchedumbre mató a un uigur a solo 200 metros del hotel donde se aloja la prensa extranjera, extremo que no se pudo confirmar. Periodistas de la AFP sí comprobaron como chinos han propinaban una paliza a patadas, puñetazos y con palos a unos uigures que estaban en el suelo mientras otros miembros de su etnia los animaban a seguir. Los uigures salieron vivos gracias a la intervención de las fuerzas de seguridad.

En cuanto a las víctimas del domingo, en el Hospital Popular número 2 de Urumqi están ingresados unos 60 heridos, de los que la práctica totalidad son colonos han. Guang Hanwen, un chino de mediana edad con numerosas contusiones, explica que, como el resto, fue atacado el domingo, cuando su vehículo fue interceptado por jóvenes uigures en el bazar de Döng Körük. Tres o cuatro atacantes lo sacaron del vehículo y lo golpearon en la cabeza con piedras y otros objetos. Las víctimas que no quedaron inconscientes afirman haber oído también disparos.

Un médico uigur de guardia el domingo, dijo que solo cuatro o cinco de los heridos son de etnia. «Tengo mucho miedo por mi familia», aseguró. Los uigures denuncian que no los dejan acceder a este hospital para ver a sus muertos.