George Sodini, de 48 años, entró el martes poco después de las ocho de la tarde (madrugada en España) en un gimnasio de un suburbio a las afueras de la ciudad de Pittsburgh (en el estado de Pensilvania), se dirigió a la clase de aeróbic latino y disparó 52 tiros contra las treinta mujeres que lo practicaban en ese momento. Tres de ellas, de 49, 46 y 38, años murieron y otras nueve resultaron heridas. Segundos después, Sodini se pegó un tiro en la cabeza.
Antes del crimen, George Sodini, programador informático en un despacho de abogados de Pittsburgh, había dejado escrito en Internet lo que iba a hacer y las razones por las que lo hacía, un hecho que se ha vuelto habitual en lo que los norteamericanos llaman shooting y que ocurre al menos una vez al mes en Estados Unidos.
El pistolero llevaba un diario electrónico del que la policía ha hecho públicas algunas partes. Entre ellas, las que parecen explicar las razones de Sodini. En su diario escribe reiteradamente que no consigue encontrar novia. Y se describe a sí mismo: «Me visto bien, voy limpio, afeitado y uso colonia», escribió el hombre en su diario. Y añadió: «Hay 30 millones de mujeres, solteras mayores de 25 años, que todavía no me han rechazado». Pero también se quejaba amargamente de que no había conseguido tener novia desde 1984 y que desde julio de 1990 no practicaba sexo.
Al día siguiente de las elecciones se lamenta en su diario por la elección de Obama y de paso deplora que los afroamericanos tengan, según él, éxito sexual con las jóvenes blancas.
En la entrada del diario del lunes, Sodini detalló lo que planeaba hacer: «Necesito trabajar en cada detalle. Solo será un tiro. No he bebido nada desde el viernes a las 2.30 horas. Es necesario un esfuerzo total. Mañana es el gran día». Y anotó algunas referencias a que sus notas podrían publicarse con posterioridad libremente. «No me dará vergüenza porque, bueno, voy a estar muerto», escribió.