Es la mujer más poderosa del planeta según la revista Forbes.
27 sep 2009 . Actualizado a las 22:33 h.La canciller federal, Angela Merkel, ganadora este domingo de los comicios legislativos en Alemania, es descrita con frecuencia como un discreto camaleón político, con una tendencia enfermiza al compromiso y una enorme capacidad de adaptación al papel que le toca jugar en cada momento.
La mujer más poderosa del planeta, según la revista Forbes, se ha aupado durante su primera legislatura al nivel de estadista mundial, sobre todo tras la presidencia que ejerció del G8 y la Unión Europea en 2007 y tras convertirse en referente internacional en la lucha contra la crisis financiera.
Los analistas políticos alemanes coinciden además en subrayar que, por su pasado personal en la extinta RDA, puede ser considerada como la verdadera primera canciller de la unidad y uno de los políticos que mejor entienden las necesidades e inquietudes de los alemanes del este.
«Es trabajadora como una abeja, tiene grandes facultades analíticas y es capaz de construir estructuras en medio del caos», así la describe el último primer ministro de la RDA, el cristianodemócrata Lothar de Maizière, el hombre que apadrinó a Merkel en los inicios de su carrera política.
Nacida en 1954 en Hamburgo como Angela Dorothea Kassner e hija de un pastor evangélico que simpatizaba con el socialismo, ya en su infancia se trasladó a vivir con su familia a una pequeña parroquia de Brandeburgo, en la profunda República Democrática Alemana (RDA).
Allí fue al colegio y allí estudió Ciencias Físicas, carrera que acabó con doctorado y profesión a la que se dedicó en tareas científicas, adaptándose con normalidad a las circunstancias políticas de su país.
De esa manera llegó a ser secretaria de agitación y propaganda durante su época de estudiante como miembro de las Juventudes Libres Alemanas (FDJ), la organización juvenil comunista en la RDA, aunque con la llegada de la revolución pacífica que condujo a la caída del Muro de Berlín se integró en los grupos de oposición.
Tras las primeras y únicas elecciones libres en el este de Alemania en la primavera de 1990 se convirtió en vice portavoz gubernamental a las órdenes de de Maizière.
Ese mismo año ingresó en la Unión Cristianodemócrata (CDU), partido con el que logró su primer escaño en el Bundestag tras los comicios de la Alemania unificada en diciembre de 1990. Fue recomendada al entonces canciller alemán, Helmut Kohl, como una prometedora política joven germano oriental.
En 1991 se convirtió ya en ministra de Familia, Mujer y Juventud en el gabinete de Kohl y en 1994, tras los comicios federales, asumió la cartera de Medio Ambiente, uno de los temas que más obsesionan a Merkel, seguramente por sus conocimientos científicos.
Su carrera política registró un nuevo empujón hacia arriba tras la derrota de Kohl en las elecciones legislativas de 1998, momento en el que la CDU le nombra secretaria general.
Nada emocional y menos aún apasionada, si no sumamente racional, Angela Merkel consigue auparse a la presidencia del partido dos años después, tras el escándalo de donativos a su partido que se llevó por delante al entonces líder de su formación y hoy ministro del Interior a sus órdenes, Wolfgang Schäuble.
A partir de 2002 asumió el liderazgo de la oposición parlamentaria desde la presidencia del grupo de la Unión en el Bundestag y en 2005 llegó al punto culminante de su carrera al ganar ajustadamente las elecciones generales y desplazar del poder al entonces canciller socialdemócrata Gerhard Schröder.
Desde entonces ha conducido con mano segura la forzada gran coalición de gobierno en Alemania hasta el fin de la legislatura y haciendo frente a situaciones sumamente complicadas, sobre todo tras el estallido de la crisis financiera internacional.
Casada en segundas nupcias en 1998 con el catedrático de Química Joachim Sauer, Angela Merkel no tiene descendencia y reside discretamente en su piso de toda la vida en el centro de Berlín, en frente del conocido Museo de Pérgamo.
Sus biógrafos aseguran que Merkel se apoya en un grupo de unos 50 amigos y asesores fuera y dentro de su partido con los que comunica permanentemente vía SMS en lo que se ha dado por calificar como el «sistema solar merkeliano».