La crisis económica pesó más sobre los votantes convocados que la gestión del presidente
05 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Los buenos resultados electorales obtenidos por el Partido Republicano en los comicios locales empañaron ayer el primer aniversario de la victoria de Barack Obama, en lo que supone su ultimo revés.
La derrota demócrata fue especialmente dolorosa en las elecciones a gobernador de Virginia y Nueva Jersey, dos estados a los que el presidente había viajado en las últimas semanas para pedir el voto. Virginia fue uno de los bastiones republicanos que Obama conquistó en las presidenciales de hace un año, cuando ese estado votó por un presidente demócrata por primera vez desde 1964. Sin embargo, la crisis económica unida a ciertos factores locales impidieron esta vez la victoria y convirtieron en nuevo gobernador al republicano Bob McDonnell, que se impuso al rival demócrata, Creigh Deeds, por diez puntos.
Más importante todavía fue el fracaso en Nueva Jersey, un feudo eminentemente demócrata, y en el que el republicano Chris Christie arrebató el cargo a Jon Corzine, en una ajustada votación (49% frente a 45%). Toda la familia demócrata incluido el presidente se volcó con Corzine, que antes de meterse en política fue presidente de la firma de Wall Street Goldman Sachs. La presencia de Obama el domingo en el cierre de campaña no evitó la hecatombe.
Los resultados electorales fueron presentados por los medios como el mejor termómetro para medir la gestión de Obama, pese a que varios sondeos certificaron ayer que la mayoría de los votantes no acudieron a las urnas pensando en el presidente, sino en la economía.
Para la prensa tenía más gancho hablar de una derrota de Obama que de Jon Corzine y Creigh Deeds, los verdaderos perdedores. Pero para los republicanos esta era la oportunidad de revitalizar a sus bases de cara a las elecciones del 2010 al Congreso, donde estarán en juego dos tercios del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes. «La victoria abrumadora del Partido Republicano en Virginia es un revés para el presidente Obama y el Partido Demócrata», sentenció Michael Streel, presidente del partido conservador en EE.?UU.
La Casa Blanca, por su parte, quiso restar importancia a los resultados por boca de su portavoz, Robert Gibbs, quien no dudó en asegurar que unas elecciones locales no pueden ser consideradas como un referendo nacional. También David Plouffe, director de la campaña electoral de Obama, quiso zanjar el tema asegurando que «hay mucho camino que recorrer entre ahora y el próximo noviembre».
Los demócratas quisieron hacer hincapié en la única victoria inesperada: la de Bill Owens, que consiguió un escaño para el Congreso por el 23 distrito de Nueva York. Y no solo por ser la primera vez desde 1871, sino por tratarse de un cargo nacional y por reflejar la pugna entre los republicanos ultras y moderados. Estrellas de la ultraderecha como Sarah Palin repudiaron a la candidata de su partido por apoyar el aborto y los matrimonios gais.