Cameron presenta hoy el informe sobre la matanza del Bloody Sunday, ocurrida en 1972
INTERNACIONAL
Los familiares de las catorce víctimas mortales norirlandesas por los disparos de soldados británicos en la tarde del 30 de enero de 1972, matanza que se conoce como el Bloody Sunday, son algunas de las diez mil personas que se espera que se manifiesten hoy por las calles de Londonderry con motivo de la presentación de las conclusiones de la investigación Saville. Ayer, estos familiares pedían que los soldados responsables de la matanza sean enjuiciados, aunque no encarcelados.
Jean Hegarty, hermana de una de las víctimas, el joven de 17 años Kevin McElhinney, explicaba cuál es el sentimiento general de los familiares. «Si han hecho algo malo [los soldados] deberían de ser procesados, pero en el clima actual del Úlster, con tanta gente amnistiada, no creo que fuese apropiada una condena de prisión». Este punto de vista es compartido por militares y unionistas, que ven con acritud cualquier intento por recriminar la actuación militar en el Bloody Sunday.
Doce años de investigación
El primer ministro británico, David Cameron, presentará a su Gabinete a primera hora de hoy el informe de más de 5.000 páginas. Se espera que la presentación formal de las conclusiones, tras recogerse el testimonio de casi mil testigos durante doce años (Tony Blair lo encargó en 1998), tenga lugar a las 3.30 horas locales para lo que se han dispuesto pantallas gigantes de televisión frente al Ayuntamiento de Londonderry.
Las conclusiones de esta investigación serán muy distintas a las del informe Widergy, realizado a las pocas semanas de los sucesos y en el que se indicaba que los soldados abrieron fuego contra los manifestantes en defensa propia, ya que muchos de ellos portaban armas de fuego, algo que se ha demostrado incorrecto. Este informe desató una oleada de protestas violentas en Irlanda del Norte.
Ayer, el vice primer ministro del Úlster y en 1972 miembro de la ejecutiva del IRA, Martin McGuinness, pedía que la investigación Saville exonerara a las 27 víctimas mortales y heridos en el Bloody Sunday de la acusación de que representaban una amenaza para los soldados aquella aciaga tarde de enero.