Eric Woerth fue acusado de haber aceptado donaciones para su partido superiores a las permitidas por la ley.
13 jul 2010 . Actualizado a las 21:53 h.El ministro de Trabajo francés Eric Woerth anunció este martes que abandonará el cargo de tesorero del partido gubernamental, la UPM, tras el escándalo de conflicto de intereses en que se vio involucrado las últimas semanas. La decisión, que Woerth hizo pública en una entrevista con el diario Le Figaro, se hará efectiva el próximo 30 de julio.
El presidente galo, Nicolas Sarkozy, le había animado a que diera ese paso durante una entrevista emitida en la noche del lunes en la televisión pública, alegando que el ministro debía concentrarse ahora en sacar adelante la controvertida reforma de pensiones.
Precisamente hoy el ministro presentó al gabinete presidencial la reforma, que amplia la edad de jubiliación de los 60 a los 62 años hasta 2018 y también la contribución de los funcionarios públicos al fondo de pensiones. La ley se votará en octubre pero los sindicatos han amenazado con organizar huelgas y manifestaciones para intentar frenarla.
Woerth fue acusado por una ex contable de Liliane Bettencourt - heredera de L'Oreal y una de las mayores fortunas de Francia- de haber aceptado donaciones para su partido superiores a las permitidas por la ley. Además, se sospecha que podría haber incurrido en un conflicto de intereses al pasar por alto el supuesto fraude fiscal cometido por Bettencourt, para quien trabajaba también la mujer de Woerth.
Los inspectores fiscales continúan investigando el caso L'Oreal y hoy registraron una oficina de contabilidad de Bettencourt así como la casa parisina de su amigo íntimo François-Marie Banier, también bajo sospecha de lavado de dinero.
Entretanto, la oposición acusó a Sarkozy de haber adoptado el lunes una «estrategia victimista» en su primera toma de posición desde que el escándalo alcanzó dimensiones políticas. «Ha dado la impresión de estar siendo el objeto de una conspiración, solo para escapar de las preguntas incómodas», aseguró la presidenta de los socialistas, Martine Aubry, en declaraciones a la emisora France 3.