Nuevas revelaciones comprometen la trayectoria del ministro Eric Woerth
15 jul 2010 . Actualizado a las 03:15 h.Un impresionante aguacero se desató sobre los Campos Elíseos ayer, 14 de julio, cuando empezaban a desfilar los representantes de la Marina francesa. Nicolas Sarkozy presenció bajo la tormenta el paso de las tropas en la fiesta nacional, un Día de la República pasado por agua y enrarecido por el escándalo Bettencourt.
La lluvia respetó a los militares de trece de las catorce ex colonias francesas en África, invitados de honor este año, en que el rigor ha llevado al presidente a suspender la tradicional garden party para que nadie lo acuse de despilfarrar en tiempos de crisis.
La mayoría de sus compatriotas no se dejaron convencer por las explicaciones que dio el lunes en el curso de una entrevista en televisión. El 62% de los franceses interrogados por el instituto CSA se muestran escépticos sobre sus justificaciones en torno a la honestidad de su ministro de Trabajo, Eric Woerth, y la «calumnia» que supone acusarlo de recibir financiación ilegal durante su campaña electoral. No parece que el conflicto de intereses en el que ha podido incurrir quede resuelto con su confirmada dimisión como tesorero del partido presidencial.
Ayer, el semanario satírico Le Canard Enchaîné y la revista Marianne sacaron a relucir otro asunto que, al margen de la heredera de L'Oréal, vuelve a suscitar sospechas sobre la neutralidad de Eric Woerth a su paso por el Ministerio de Presupuesto: se encargó de resolver personalmente la venta de una finca a una sociedad hípica solo seis días antes de cambiar de cartera. El precio de la transacción fue de 2,5 millones de euros pese a que los terrenos están valorados en 20 millones. Según el semanario, la venta del terreno se hizo sin convocar concurso público y el adjudicatario, Antoine Gillibert, tendría una relación de proximidad con Woerth que, sin embargo, aquel negó al decir que nunca ha visto al ministro.
«Tonterías», dijo ayer este, seguro de que la operación se hizo «en el marco de una política de venta inmobiliaria de las posesiones del Estado» que él mismo puso en marcha.
Sin darle tregua, el diario Liberation revelaba ayer que su esposa, Florence, que trabajaba hasta este mes en las oficinas desde las que Patrice de Maistre gestiona la fortuna de Liliane Bettencourt, intentó que la contrataran también en las sedes francesas de dos bancos suizos. El abogado de Florence Woerth dice que es mentira y que la prensa se está ensañando con su cliente.
Los socialistas empiezan a considerar inevitable emprender sus propias acciones ante la Justicia «porque el poder bloquea todas las investigaciones independientes». Arnaud Montebourg, diputado y miembro de la ejecutiva aseguró ayer que puesto que «parece evidente que la financiación de la UMP se acompañó de infracciones penales, está perfectamente fundamentado presentar denuncia ante todas las jurisdicciones competentes».
La jueza y el fiscal de Nanterre, enemigos declarados, se reparten tres investigaciones vinculadas al escándalo de la heredera de L'Oréal. Su única hija ha solicitado por segunda vez que se declare la incapacidad de su madre, de 87 años.