El artífice de la tercera vía, Peter Mandelson, cuenta en un libro las relaciones violentas y hostiles entre Blair y Brown
18 jul 2010 . Actualizado a las 02:38 h.Para el año 2005, el nuevo laborismo, esa tercera vía ideológica que había encumbrado al Partido Laborista en 1999, estaba muerto. Seis años de poder habían convertido al primer ministro Tony Blair en un jefe de Gobierno de una democracia poco transparente y a su número dos, el ministro de finanzas, Gordon Brown, en un espécimen político sediento de poder, inflexible e irracional, en un subalterno que solo deseaba que llegara el día de sentarse en la silla de su jefe.
Se sabía que las relaciones entre ambos políticos en los últimos años de gobierno de Blair habían sido malas, violentas, y tan tensas como una película de Alfred Hitchcock. Peter Mandelson, artífice de aquel nuevo laborismo, monje confesor de Blair, el doble de Maquiavelo, un astuto político al que todos llaman príncipe de las tinieblas, publica estos días en el Reino Unido un libro de memorias titulado El tercer hombre . El rotativo The Times ha publicado ciertos capítulos, en los que detalla cuáles fueron las verdaderas relaciones de desprecio y odio entre los dos políticos.
La obsesión de Brown por alcanzar el poder no tenía límites. Por fin, explica Mandelson, cuando a principios del 2005 Blair retomó su promesa de no liderar al Partido Laborismo en una tercera legislatura, Brown se encaró con él exigiéndole una fecha exacta de salida del Gobierno, enfrentamiento que no dejó frío a Blair.
Según Mandelson, Blair, tras una de sus habituales disputas, indicó en privado refiriéndose a Brown que «es como alguien salido de la mafia, es agresivo, brutal, no hay nadie que se le pueda comparar, que mezcle de tal manera altos principios al tiempo que practica unas maneras tan chabacanas». El propio Mandelson dice que «Blair pensaba que Brown era un loco, una mala persona y peligroso, más allá de cualquier posible redención». Las rencillas entre ambos continuaron más allá de la victoria electoral del 2005, con un encuentro entre ambos que según Mandelson Blair describió como «el más horrible» que había tenido en su vida.
Operación Osito de Peluche
Aunque se pensaba que todas las miserias de los dos políticos habían sido ya contadas, Mandelson descubre nuevos secretos y desvela, por primera vez, la operación Osito de Peluche.
Se trataba de un plan elaborado por Blair y sus asesores para dividir en dos el ministerio del Tesoro (la cartera de Brown) con el objeto de debilitarlo. Hasta en dos ocasiones intentaron moverlo al ministerio de Exteriores, pero finalmente desistieron por temor a que dimitiera y se convirtiera en una amenaza mayor.
Mandelson ha sido duramente criticado desde dentro y fuera del laborismo por mostrar muy poco tacto político, incluso irreverencia, al airear los trapos sucios del laborismo cuando esta formación pasa por sus momentos más bajos en veinte años.
Peter Osborne, columnista del Daily Mail , periódico conservador, califica a Mandelson como «un pesetero y un traidor por publicar tales miserias en sus memorias en el peor momento posible para un partido político que, según dice, ama».
Lo que parece más creíble es que Mandelson, echando mano de sus artes de manipulador, ha querido presentar a Brown como un ser mezquino al que el electorado laborista pueda fácilmente acusar de todos los males que han cometido los barones del partido durante los últimos años, incluido lord Mandelson, y que condenaban a la derrota electoral al laborismo británico.