¿Se marcha Alberto II?

Fernando Heller BRUSELAS/DPA.

INTERNACIONAL

Los rumores sobre la abdicación del monarca belga agravan más la sensación de que la crisis en Bélgica no tiene salida

21 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Mientras la crisis política de Bélgica se ahonda con un duro enfrentamiento político entre los partidos francófonos y los independentistas flamencos, los rumores que apuntan a que el rey, Alberto II, pensaba abdicar en favor de su hijo, el príncipe Felipe, han viciado todavía más el ambiente.

«¿Una abdicación de Alberto II? Nadie se lo cree», opinaba ayer el periódico Le Soir . La prensa francófona reaccionó en general con estupor ante las informaciones lanzadas el martes por el flamenco Het Laatste Nieuws , que apuntaban a un supuesto «escenario que circula entre miembros del Gobierno, el cual prevé la abdicación del rey» en favor de su hijo.

Mientras el consejero de prensa de la Casa Real, Pierre-Emmanuel De Bauw, descartaba esa opción («no se contempla tal posibilidad»), los analistas y la prensa belga se alarmaban ante algo que, en plena crisis por el vacío de poder, solo podría contribuir a agravar más la situación de inestabilidad política.

Desde las pasadas elecciones anticipadas del pasado 13 de junio, tras la crisis de Gobierno provocada por un voraz apetito autonómico no satisfecho de gran parte de los flamencos, el monarca ha intentado, sin éxito, que los principales partidos se pongan de acuerdo. Han pasado cinco meses desde los comicios y el país sigue con un Ejecutivo interino.

Para intentar entender lo incomprensible resulta útil echar un vistazo al diccionario de la crisis belga, y a los términos empleados para describirla.

«Pre-formador», «formador», «negociador», «mediador», y, por fin «clarificador». Todas esas etiquetas han servido al rey Alberto II para intentar que «alguien» hiciera el trabajo de zapador de cara a encontrar un acuerdo. Primero fue el líder de los socialistas francófonos (PS), Elio di Rupo, después le tocó al jefe de filas de los independentistas flamencos, Bart De Wever. Todo sin éxito.

Al final, el monarca, coronado en 1993, ha tenido que volver a asumir la tarea. Ahora ha abierto una nueva ronda de contactos exploratorios con las siete principales fuerzas del país. La esperanza es, no obstante, limitada.

El martes comenzaron los nuevos contactos. Fue una entrevista entre el monarca y el presidente del partido ecologista de Valonia (la comunidad francófona, en el sur del país), Jean-Michel Javaux, uno de los que integran la mesa de siete formaciones que deben llegar a un acuerdo para superar el profundo atasco, que amenaza con convertirse en crónico.

Un «Gobierno a medio gas» era en la mañana de ayer el comentario de la radiotelevisión pública flamenca, VRT, en referencia a que el Ejecutivo saliente solo puede gestionar asuntos corrientes, que atañen a la intendencia del día.