El régimen comunista ha impedido viajar a Oslo a 140 activistas dispuestos a recoger el galardón por Liu Xiaobo
06 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Unos cuarenta opositores chinos en el exilio, incluidos los líderes de Tiananmen y de los uigures, asistirán el viernes en Oslo a una ceremonia del Premio Nobel de la Paz en la que el asiento del intelectual encarcelado Liu Xiaobo permanecerá simbólicamente vacío. Según informaron ayer diversas fuentes, mientras el régimen chino mantiene bajo control a la familia del nobel y a 140 activistas para evitar que viajen a Noruega a recoger el galardón en nombre de Liu, la oposición en el exilio y las oenegés preparan la ceremonia.
El coordinador entre los exiliados, Yang Jianli, un famoso veterano de Tiananmen e investigador de la Universidad de Harvard, señala que más de 40 han confirmado su asistencia a la ceremonia y otros actos. Entre ellos están líderes de las protestas de 1989 o la activista uigur Rebiya Kadeer. La reunión no tiene precedentes, ya que la oposición china es muy reducida y los líderes de Tiananmen se encuentran dispersos.
Chai Ling, una de las portavoces más feroces y mediáticas de Tiananmen e ideóloga junto con Liu de la huelga de hambre, reaparecerá en Oslo después de casi 20 años de silencio y de ejercer como empresaria de éxito con su firma Jenzabar en EE.?UU. La comandante general se reconcilió con el movimiento prodemocrático hace un año, después de convertirse al cristianismo tras décadas de renegar de su pasado rebelde, y desde entonces no ha parado de dar conferencias y de pedir la liberación de los presos políticos chinos.
Junto con Chai, estarán también en Oslo el uigur Wuer Kaixi (1968), uno de los rostros de las protestas del 89, pero no así el carismático Wang Dan (1969), que a diferencia del resto cumplió varias condenas hasta que en 1998 pudo salir del país asiático. Wang ha alegado problemas con las autoridades de inmigración.
En Oslo estarán otros históricos, como Feng Congde, exiliado en París y responsable de una web sobre la masacre que perpetró el Ejército chino contra los estudiantes, con cientos o miles de muertos, o Fang Zheng, cuyas piernas fueron segadas por un tanque la noche de la matanza. Otro invitado, el defensor de los enfermos del sida Wan Yanhai, exiliado en EE.?UU. este año, confirmó ayer por correo electrónico su asistencia a los dos actos del Nobel el 10 y 11. Wan explicó que el jueves, 9 de diciembre, participará en una protesta frente a la Embajada China en Oslo y al día siguiente en un simposio sobre presos políticos organizado por las oenegés.
Disidentes exiliados como Wuer o Chai, «a quienes se les ha negado su regreso a China, se sienten alentados por la decisión del Nobel y su presencia en Oslo muestra un grado de unidad en el exilio que no había existido en dos décadas», señaló ayer Nicholas Bequelin, investigador de la oenegé Human Rights Watch (HRW).
La presencia en Oslo de Wan Yanhai o de la ecologista Dai Qing, «es todavía más importante porque durante más de tres décadas han trabajado desde dentro de China», agregó Bequelin.
En el Auditorio de Oslo estarán, además de la uigur Kadeer, acusada por Pekín de provocar los conflictos étnicos del 2009 en Xinjiang, que dejaron decenas de muertos, el protestante Bob Fu y el sindicalista Harry Wu Hongda.
El director del Instituto Nobel noruego, Geir Lundestad, dijo desde Oslo que, a menos que se presente Liu o sus familiares, no se entregará el premio de 1,5 millones de dólares y la silla del Nobel quedará vacía, lo que considera «un contundente mensaje al mundo» acerca de «la situación de los derechos humanos en China».