Los republicanos le preguntaron por los abortos forzados
21 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Dictador, nazi, líder de un régimen mafioso: esos fueron algunos de los epítetos con los que los legisladores estadounidenses, que ayer se reunieron con el presidente chino, Hu Jintao, lo definieron los días previos a su visita. En su tercera jornada en Washington, Hu visitó la Cámara de Representantes y el Senado, y en las dos instituciones se reunió con dirigentes muy críticos con el régimen que preside.
En la Cámara de Representantes, Hu tuvo un encuentro con un grupo de diez congresistas de ambos partidos entre los que estaba el presidente de la Cámara, el republicano John Boehner, que había declinado asistir la noche anterior a la cena de Estado que la Casa Blanca ofreció en honor de Hu. Discutieron sobre protección de la propiedad intelectual en China, los derechos humanos y la devaluación artificial del yuan.
Además, según un comunicado de la oficina de Boehner, los legisladores también le plantearon a Hu el asunto de los abortos forzados en China. «Cuando se trata de garantizar la libertad y la dignidad de todos los ciudadanos, especialmente de los no nacidos, China tiene la responsabilidad de hacerlo mejor y EE.UU., la de no permitir que lo olviden».
Además de su reunión con los congresistas, Hu también hizo una visita al líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Harry Reid, quien en una entrevista reciente l calificó como dictador. A juzgar por lo que dijo en un encuentro que mantuvo después con líderes empresariales y del Gobierno, en el que fue presentado por Henry Kissinger, salió entero.
Según Hu, dadas las diferencias entre su país y EE.UU., es «normal» que ambos tengan «fricciones», pero reiteró su compromiso para seguir forjando una relación bilateral basada en el «respeto y beneficio» mutuos. Según afirmó, las relaciones entre las dos potencias goza de una profundidad sin precedentes. China, aseguró, «jamás buscará la hegemonía» ni representa una amenaza militar para ningún país porque cree en la búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos.
De todos modos, lanzó una advertencia sobre el Tíbet y Taiwán. «La historia de nuestras relaciones muestra que tendrán un desarrollo regular y sin enfrentamientos mientras ambos países sepan manejar los asuntos en los que el otro tenga intereses mayores», declaró. «Los asuntos de Taiwán y del Tíbet tratan sobre la soberanía y la integridad territorial de China, y representan el centro de los intereses chinos». Agitarlos es agitar las tensiones, agregó.