Sarkozy recibió a su enemigo De Villepin un día después de que este dejase el partido
INTERNACIONAL
Nicolas Sarkozy y Dominique de Villepin han firmado una tregua. Tras 15 años de odio mutuo y más de dos sin verse las caras, ayer se reunieron en el palacio del Elíseo y el encuentro duró el doble de lo inicialmente previsto. «El interés superior de la nación» ha llevado al ex primer ministro francés a enterrar el hacha de guerra 24 horas después de oficializar su salida del partido presidencial.
Algo ha cambiado en el comportamiento de los dos rivales que se disputaron la sucesión de Jacques Chirac en la jefatura del Estado. Nicolas Sarkozy acompañó personalmente hasta la puerta al ex primer ministro tras hora y media de encuentro, en lugar de los 45 minutos previstos, tiempo que dedicó a sus dos predecesores en esta ronda de consultas sobre la presidencia francesa del G-8 y el G-20, Lionel Jospin y Jean-Pierre Raffarin. Más sorprendente aún, Dominique de Villepin definió su diálogo con el presidente como «directo, franco y republicano».
Lo alertó sobre «la grave situación nacional e internacional», le aconsejó que «tome la iniciativa» tras los últimos patinazos de la diplomacia francesa en las revueltas en los países árabes y le pidió el máximo cuidado para evitar buscar «cabezas de turco». De Villepin teme las consecuencias del debate sobre el islam y la oración que Sarkozy ha programado en el seno de la UMP para abril.
«Hay un desfase creciente entre las ideas que defiende la UMP y las que defienden los franceses», aseguró el miércoles para justificar su decisión de no renovar su carné de miembro del partido de Sarkozy. De Villepin aspira ahora a incorporarse a la carrera presidencial del 2012 con su formación, República Solidaria.
La enemistad entre ambos líderes conservadores empezó en 1994 y alcanzó su punto álgido en el 2006. Tras ganar la batalla política, Sarkozy persigue aún a De Villepin en los tribunales por el caso Clearstream.