La revolución egipcia se anotó ayer otra victoria con la renuncia de Ahmed Shafiq como jefe de Gobierno y el nombramiento para el cargo por parte del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que dirige el país desde la marcha de Hosni Mubarak, del ex ministro de Transportes Esam Sharaf.
La dimisión de Shafiq era una de las principales exigencias de la oposición y de los manifestantes, que habían convocado para hoy una multitudinaria concentración para exigir la marcha de altos funcionarios del régimen de Mubarak.
Uno de los portavoces de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi, valoró como positivo el nombramiento de Sharaf porque la destitución de Shafiq era «una exigencia porque pertenecía a un régimen que fue derrocado por el pueblo». Sin embargo, Mursi insistió en la necesidad de derogar la Ley de Emergencia, de 1981, y de juzgar a los corruptos y a los responsables del Estado que han violado los derechos humanos.
Tanto el Movimiento 6 de Abril como la Coalición de Jóvenes del 25 de Enero saludaron el cambio y es posible que cancelen la protesta de hoy. Aunque el primer ministro designado podría ir a la plaza Tahrir para repetir ante el pueblo su juramento como jefe de Gobierno.
También se mostró satisfecho con la renuncia de Shafiq el premio Nobel de la Paz y una de las principales figuras de la oposición Mohamed el Baradei porque, con esta decisión, «ya ha caído el régimen de Mubarak y su Gobierno».
«Estamos en el camino correcto», agregó El Baradei, quien en un mensaje en Twitter agradeció también a la cúpula militar su respuesta a las exigencias del pueblo.
Por otra parte, la Fiscalía General de Egipto negó ayer que el ex presidente Hosni Mubarak y su familia se encuentren fuera del país.