La población vive en la incertidumbre por los mensajes contradictorios
13 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.«La situación mejora paso a paso», dijo ayer el primer ministro japonés, Naoto Kan, sobre la situación en la nuclear de Fukushima. Poco antes, la autoridad atómica del país había declarado la alerta nuclear máxima en la planta.
«¿Entonces qué?», se quejaba al diario Asahi Shimbun ya en la víspera una campesina de Iitate, a 40 kilómetros de Fukushima. Poco antes se había enterado de que el Estado ampliaba la zona de evacuación. El OIEA declaró también hace poco que su pueblo está en peligro. «El Gobierno lo negó. Pero ahora dicen que debe ser evacuado», dijo la mujer, de 55 años. Y es que los anuncios gubernamentales de los últimos días han causado incertidumbre en la población.
«¿Por qué dicen ahora que nos tienen que evacuar? Lo que el Gobierno dice es contradictorio», señaló también un empresario que tiene 68 empleados en el mismo pueblo. Hace poco retomó la actividad de la compañía por deseo de sus trabajadores. «No me quiero marchar de aquí hasta que no haya una orden», agregó.
Tras la decisión de la autoridad nuclear de subir el nivel del accidente al de la tragedia de Chernóbil, la declaración de un portavoz gubernamental de que eso no significa un empeoramiento de la situación parecía más bien un intento por tranquilizar a la población. Otro tanto hizo Kan al pedir al resto del país que deje su actitud de minimizar el consumo por consideración a las víctimas y que vuelva a una «vida normal». Pero las continuas réplicas disparan el pánico. «¿Hasta cuándo seguirá esta vida?», decía una de las víctimas en Iwaki (Fukushima). A esto se suma el miedo a la radiación.
Todavía no se puede «ni siquiera soñar con la reconstrucción hasta que haya desaparecido la radiactividad, ese enemigo invisible», dijo el alcalde de Tamura, Yukei Tomitsuka.
Los habitantes de Fukushima tienen en general una actitud ambigua sobre el accidente. Temen a la radiación, pero saben que le deben su sustento a la nuclear desde hace medio siglo.