Israel mantiene sus tropas en pie de guerra en las fronteras con Siria y el Líbano

Jean-Luc Renaudie JERUSALÉN / AFP

INTERNACIONAL

EE.UU. acusa a Damasco de alimentar las protestas de la Nakba en el Golán

17 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Israel mantuvo ayer a sus fuerzas de seguridad en pie de guerra en las fronteras del Líbano y Siria, tras los enfrentamientos del domingo en la conmemoración de la Nakba (catástrofe) -el éxodo de miles de palestinos tras la creación del Estado de Israel-. La fácil infiltración desde Siria de un centenar de manifestantes en el pueblo de Majdal Shams, en la meseta del Golán, territorio ocupado por Israel, provocó una lluvia de críticas de los medios de comunicación por «la falta de preparación» del Ejército israelí.

Según un balance provisional, las fuerzas israelíes mataron al menos a 12 personas en las fronteras con el Líbano y Siria: 10 de lado libanés y al menos otras dos en Majdal Shams. Otros 300 palestinos resultaron heridos en las frontera libanesa, en la meseta del Golán, en la franja de Gaza, en Cisjordania y en Jerusalén este.

La prensa puso el acento sobre el «cerco» de Israel «atacado por todas partes» e insiste en el precedente que significa el que los manifestantes pudieran entrar por la fuerza en el Golán. «Ya no hay fronteras», titula en primera página el Yedio Aharonot, mientras que Maariv e Israel Hayom, otros dos diarios populares, hablan de la «batalla de la valla». El Haaretz destaca que los «sirios están en la cerca», aludiendo al ataque sorpresa de 1973 de Siria contra Israel.

Golpe para el Ejército

Tal fue el golpe a la imagen del Ejército que el propio jefe del Estado Mayor, Benny Ganz, admitió que el balance de la intervención en el Golán «no es bueno». El ministro de Asuntos Estratégicos, Moshé Yaalon, afirmó a la radio que Israel debe «hacer comprender a todos los que tratan de entrar por la fuerza en nuestro país, estén armados o no, que Israel es un país soberano».

Varios comentaristas estimaron que los acontecimientos del domingo podrían ser un ensayo general antes de septiembre, cuando el presidente palestino, Mahmud Abás, prevé pedir a la ONU el reconocimiento de un Estado palestino a defecto de reiniciar negociaciones con Israel. «La revolución árabe golpea a las puertas de Israel», advirtió el editorialista Aluf Benn en el Haaretz.

En el terreno, el Ejército israelí mantuvo su «estado de alerta avanzado tanto en las regiones militares del norte, (Gaza y Egipto) y centro (Cisjordania)», indicó el general Yoav Mordehai.

En el frente diplomático, Israel presentó una denuncia contra Siria y el Líbano ante la presidencia del Consejo de Seguridad y el secretario general de la ONU. El Líbano hizo otro tanto contra Israel.

La Casa Blanca acusó a Siria de alimentar las protestas palestinas para distraer la atención frente a la represión contra los opositores al régimen de Bachar el Asad. Además, lamentó las muertes e instó a la máxima moderación a israelíes y palestinos, aunque dijo que Israel está en su derecho de impedir cruces no autorizados.