El autor de la masacre noruega dice al juez que tiene dos células de apoyo

juan palop OSLO / EFE

INTERNACIONAL

Rebajan el número de víctimas mortales a 76, aunque el balance no es definitivo

26 jul 2011 . Actualizado a las 12:01 h.

El autor confeso del doble atentado de Oslo, Anders Behring Breivik, estuvo bajo vigilancia de los servicios secretos noruegos, el PST, el pasado marzo por la compra de las seis toneladas de productos químicos con los que fabricó la bomba que estalló en la capital, pero los indicios que encontraron les parecieron anodinos e insuficientes para intervenir.

La jefa del PST, Janne Kristiansen, confirmó a la cadena de televisión NRK que el pistolero levantó sospechas tras haber realizado el pago de 120 coronas (unos 15 euros) a una empresa polaca que también estaba siendo investigada, lo que hizo que ingresara en una lista. La cantidad, sin embargo, no era suficiente para pasar a una «vigilancia activa». «No podemos inscribir así como así nombres en nuestros registros, pero comprobamos si había algo más y no había absolutamente nada sobre él», afirmó. «Ha vivido una vida increíblemente respetuosa con la ley».

El criminal reconoció ante el juez la autoría de la matanza, aunque no se considera culpable, y explicó que su objetivo era «castigar a la socialdemocracia» por «importar» musulmanes. Según declaró, «necesitaba perpetrar estos atentados para salvar a Noruega y a Europa occidental de los musulmanes y del marxismo cultural», pero su intención no era matar a tantas personas, sino «transmitir una señal clara» al pueblo. Agregó que su acción buscaba «limitar» las posibilidades futuras del Partido Laboral (PA) noruego de acceder al poder.

A puerta cerrada

Breivik, a quien no se permitió declarar uniformado como deseaba, cuya comparecencia se celebró a puerta cerrada y sin acceso de los periodistas, tal como pretendía, y quien confesó que no le importa pasar el resto de su vida en la cárcel, reveló que tiene «otras dos células» en su organización, extremo que la policía no ha podido confirmar, pero que no descarta.

Tras tomarle testimonio, el juez instructor decidió dictar prisión preventiva para él. El ultraderechista e islamófobo, a quien con toda probabilidad se procesará por delitos de terrorismo, permanecerá cuatro semanas en completo aislamiento, sin recibir cartas, visitas o conceder entrevistas, hasta el 22 de agosto, y al menos otras cuatro semanas en prisión preventiva, hasta el 26 de septiembre.

La Fiscalía tiene la opción, no obstante, de solicitar la extensión de este período de prisión provisional para poder proseguir con la investigación, explicó la portavoz del juzgado de distrito de Oslo. El juez consideró que estas medidas «no son desproporcionadas», dados los crímenes de que se acusa a Breivik, los riesgos de fuga y de que se pierdan evidencias.

Calmado e impasible

La agencia NTB difundió que Breivik llegó al tribunal por una entrada trasera del edificio. Cuando lo hizo, personas que estaban cerca atacaron el vehículo en que viajaba, un Mercedes blindado, gritándole «traidor» y «canalla asesino». Según el fiscal, el arrestado se mostró calmado en todo momento, y «totalmente impasible ante lo que ha sucedido».

Por otro lado, la policía noruega rebajó de 93 a 76 el número de víctimas mortales tras reducir de 85 a 68 los muertos en la isla de Utøya, y elevar de 7 a 8 los fallecidos en el complejo gubernamental de Oslo. El portavoz policial, Sveinung Sponheim, advirtió sin embargo que dicho balance no puede darse por definitivo, puesto que siguen buscando posibles víctimas en la isla dadas hasta ahora como desaparecidos. Afirmó que el desfase se debe a las «circunstancias difíciles» en que se han estado realizando las tareas de rescate, intentando así salir al paso de las crecientes críticas que están recibiendo las fuerzas de seguridad por su respuesta ante la crisis.