Las autoridades estudian acusar al autor de la matanza de crímenes contra la humanidad
27 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Las autoridades de Noruega estudian encausar al ultraderechista Anders Behring Breivik, autor confeso del doble atentado que mató a 76 personas, por crímenes contra la humanidad, un delito penado con hasta 30 años de cárcel, nueve más que el máximo previsto en el Código Penal para crímenes terroristas.
La posibilidad, apuntada por varios juristas, no fue confirmada sin embargo por el ministro de Justicia, Knut Storberget, que se vio obligado a salir en defensa de las fuerzas de seguridad frente al aumento de las críticas que las acusan de responder de forma tardía y descoordinada al doble atentado. Storberget calificó de fantástica la gestión policial, aunque no descartó una investigación interna posterior sobre la actuación de los agentes.
«Es muy importante que tengamos una aproximación abierta y crítica, pero hay un tiempo para cada cosa», afirmó el ministro, en línea con lo apuntado un día antes por el director de la policía, Øystein Mæland.
La actuación de las fuerzas de seguridad ha sido cuestionada por su tardanza en responder a las peticiones de auxilio de la isla de Utøya, donde el agresor dispuso de una hora para abatir a cuantos jóvenes pudo hasta que llegaron los primeros agentes. Según las fuerzas de seguridad, la imposibilidad de emplear el único helicóptero policial para esta operación llevó a las fuerzas especiales a trasladarse primero por tierra y luego a encontrar una embarcación apropiada para alcanzar la isla.
La otra queja contra las fuerzas de seguridad se centra en la descoordinación inicial, algo que reconoció ayer implícitamente Mæland cuando explicó por qué se rebajó la cifra de víctimas mortales de 93 a 76. Aseguró que «quizá» la «confusión» propició que algunas víctimas se contasen dos veces.
Las críticas se han hecho extensivas al servicio secreto por no haber vigilado más estrechamente a Breivik cuando comenzó a comprar productos químicos. «A este hombre no lo habría detenido ni la Alemania de la Stasi», se defendió la jefa de la inteligencia, Janne Kristiansen.
Red de ayuda
La policía, que empezó a hacer públicos ayer los nombres de los muertos, ha empezado a dar crédito también a la posibilidad de que Breivik no actuase en solitario, basándose en sus declaraciones y en las de algunos testigos. De hecho, el fiscal de la policía, Christian Hatlo, asegura en el rotativo local VG que la hipótesis de los posibles cómplices y colaboradores «está siendo investigada». El fiscal confirmó que en efecto hay una «especie de red» en Noruega y otros países europeos sustentada por la ideología ultraderechista y la islamofobia, pero que las fuerzas de seguridad no han logrado hasta el momento trazar ninguna conexión entre el detenido y otros sujetos.
No obstante, Hatlo agregó que los investigadores consideran que Breivik «pudo contar con la ayuda de otros» para llevar a cabo los atentados. Además, reveló que varios testigos han relatado «de manera convincente» que había al menos dos personas disparando en la isla. En este contexto, Hatlo trató de integrar las operaciones policiales practicadas los últimos días, las más notorias en las afueras de Oslo, que se han cerrado sin detenciones ni aprehensiones significativas de material que pudiese ser utilizado para fabricar explosivos.
Mientras tanto, se van conociendo detalles de lo ocurrido. Según fuentes policiales citadas por Dagbladet, el objetivo del ataque contra la isla habría sido la primera ministra, Gro Harlem Brundtland, del Partido Laborista, que fue jefa de Gobierno durante tres mandatos, entre 1981 y 1996, y que estuvo el viernes en Utøya, pero se fue antes de la masacre. Breivik declaró que Brundtland tuvo un «gran papel simbólico» y mayor importancia, en perspectiva histórica, que el actual jefe de Gobierno, Stoltenberg.