Un político bielorruso dice que el ultraderechista recibió entrenamiento paramilitar en Minsk
29 jul 2011 . Actualizado a las 15:40 h.El juicio a Anders Behring Breivik deberá esperar hasta el 2012, advirtió ayer la Justicia noruega, que explicó que la instrucción del proceso será compleja ya que el ultraderechista deberá responder por el asesinato de cada una de sus 76 víctimas. Breivik quedará hasta entonces previsiblemente alejado de todo contacto con los medios, más allá de las declaraciones que haga su abogado, Geir Lippestad. La intención de la Justicia es impedirle toda plataforma mediática, siguiendo el ejemplo del lunes, cuando se decidió que su primera comparecencia ante el juez fuera a puerta cerrada.
Tal y como avanzó el martes el fiscal de la policía, Christian Hatlo, se evalúa la posibilidad de imputarle crímenes contra la humanidad, para elevar así a 30 años la pena, pero ello puede añadir aún más complejidad a un caso en el que, subrayó el fiscal Hatlo, hay muchas cuestiones abiertas, tanto en lo relativo a los planes preparados por Breivik, al parecer durante nueve años, como en su ejecución.
La policía sigue peinando las aguas en torno a la isla de Utøya y el complejo gubernamental en busca de pruebas. La toma de declaraciones de los supervivientes se perfila asimismo laboriosa, puesto que en el momento de la matanza había en el campamento juvenil centenares de personas. Si durante los días pasados las declaraciones de estas llenaron la atención de los medios, ahora el impacto se trasladó a los rostros, nombres y edades de quienes quedaron en silencio, las 76 víctimas mortales.
De los relatos de los supervivientes narrando cómo lograron huir, en algunos casos a nado, o cómo vieron morir a varios de sus amigos, se pasó a recomponer quiénes son los asesinados. Jóvenes como Ismael Haji Ahmed, de 19 años y entusiasta bailarín, que colgaba en Internet sus vídeos bailando; o, la más joven entre las víctimas hasta ahora identificadas, Sharidyn Svebakk Bohn, que había cumplido los 14 años cinco días antes del atentado.
Ayer se supo que la policía tenía orden de disparar, incluso a matar, al ultraderechista. Según fuentes de la policía citadas por la agencia NTB, los miembros de la unidad de élite que acudieron a la isla de Utøya llegaron a apuntar con sus armas al autor de la masacre. No obstante, la orden de disparar fue anulada en el último minuto, después de que uno de los policías se asegurara de que Breivik estaba desarmado. El hecho de que el autor de la matanza, que se acercó a las fuerzas de seguridad con las manos en alto, no portara ningún explosivo adosado al cuerpo también fue determinante para retirar la orden.
También ayer se supo que Breivik pudo haber recibido entrenamiento paramilitar en Bielorrusia. «Esta primavera, como parte de sus preparativos, visitó Minsk, donde recibió adiestramiento en un campo paramilitar secreto», aseguró Mijaíl Reshetnikov, líder del Partido de los Patriotas de Bielorrusia, citando fuentes de las fuerzas de seguridad. El noruego, añadió, recibió entrenamiento terrorista y subversivo y accedió al país con un pasaporte falso. «Su nombre clave en el KGB bielorruso era Viking», apuntó.