Alberto II suspende sus vacaciones al anunciar el jefe de Gobierno belga que deja la política

fernando heller BRUSELAS / DPA

INTERNACIONAL

El país lleva quince meses con un Gabinete interino, que gestiona los asuntos corrientes, y ha batido todos los récords mundiales de desgobierno

15 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Es mejor que el rey de los belgas, Alberto II, permanezca en el palacio de Laeken, en las afueras de Bruselas, al menos hasta que pase la crisis política: cada vez que se marcha, como esta vez a Niza, en la Costa Azul francesa, se produce algún movimiento inesperado en la dilatada crónica política del país.

Esta vez la sorpresa desagradable que le ha obligado a hacer de nuevo las maletas desde su retiro mediterráneo es el anuncio del primer ministro en funciones, el democristiano Yves Leterme, de que dejará la política antes de que acabe este año para ocupar el puesto de subsecretario de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un puesto de trabajo más estable.

Gabinete interino

Bélgica lleva quince meses con un Gabinete interino, que gestiona los asuntos corrientes, y ha batido todos los récords mundiales de desgobierno. Por eso y por su abultada deuda pública (96,8 % del PIB, cuando el Pacto de Estabilidad permite un 60 %), el país está bajo el ojo escrutador de las agencias internacionales de calificación crediticia como Standard & Poors.

Y es que los ocho partidos políticos belgas que deben, según estipula la Constitución federal, cerrar una acuerdo para la formación de un Gabinete estable siguen sin lograrlo.

Pese a que en las elecciones generales adelantadas de junio del 2010 se impusieron los independentistas flamencos de Nueva Alianza Flamenca (NV-A), presidida por Bart de Wever, ganadora en Flandes (neerlandófonos del norte) y a escala federal, y que el líder socialista francófono Elio di Rupo (del PS) logró la victoria en la comunidad francófona de Valonia (sur), en más de un año no han superado sus profundas diferencias.

Es decir, los francófonos desean mantener la unidad del país, incluso a cambio de concesiones a los flamencos, mientras que estos apuestan por una mayor autonomía.

El deseo de mayor autonomía, en especial en materia fiscal, de Flandes respecto a Valonia, basado en que los flamencos transfieren excesivos recursos a los francófonos, encalla la negociación. Con el anuncio de Leterme se agrava la crisis política en Bélgica, que aún no tiene un presupuesto federal para el 2012.