Los disturbios coinciden con el dato de que aumenta la pobreza extrema
04 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Los indignados del movimiento Ocupa Wall Street en la ciudad californiana de Oakland convocaron una jornada de huelga general el miércoles. Casi todo el día transcurrió pacíficamente, pero por la tarde (madrugada del jueves en España) un grupo provocó incendios y destrozos que acabaron con un duro enfrentamiento con la policía. Además, el puerto de esa ciudad, el quinto en importancia de EE.UU., debió ser cerrado hasta la mañana de ayer a causa de las manifestaciones.
Los indignados de Oakland acaparan el interés nacional desde que la semana pasada uno de ellos, Scott Olsen, veterano de la guerra de Irak, fue herido de gravedad por la policía. La manifestación de la jornada de huelga, en la que participaron miles de personas, empezó, precisamente, en el lugar en el que Olsen fue herido. La ciudad apoyó la huelga. Muchos locales comerciales cerraron sus puertas y parte de los que las mantuvieron abiertas colocaron carteles de simpatía con el movimiento Ocupa Oakland.
Pero un grupo de unos cien activistas, la mayoría varones y jóvenes, se apartaron del grueso de la manifestación sobre las siete de la tarde. Según la policía, arrojaron adoquines, trozos de metal y cemento e incluso bombas incendiarias a las fuerzas antidisturbios. El resultado final de la batalla campal entre el grupo de radicales y la policía fue que cuatro activistas tuvieron que ser hospitalizados.
Los indignados de Nueva York, Los Ángeles, Filadelfia y otras ciudades estadounidenses también marcharon el miércoles en apoyo a los huelguistas de Oakland. Su lema central, como desde que empezó la protesta fue «Somos el 99 %», en referencia al 1 % restante que, según ellos, acumula la mayoría de la riqueza.
Además, ayer comparecieron ante un juez de Nueva York los primeros de los más de 700 activistas detenidos hace unas semanas en el puente de Brooklyn. El fiscal les ofreció retirar los cargos de disturbios y resistencia al arresto si se abstenían de protestar durante seis meses, un acuerdo que fue aceptado solo por una parte.
Mientras tanto, los datos económicos hechos públicos por el Gobierno no hacen más que confirmar el lema de los indignados. Ayer, la oficina del censo publicó un informe sobre la pobreza extrema en EE.UU., según el cual el 6,7 % de la población estadounidense, 20,5 millones de personas, viven en la más absoluta miseria porque tienen ingresos individuales por debajo de 5.570 dólares al año. Se trata de la cifra más elevada registrada en Estados Unidos desde que se dispone de este tipo de estadísticas.
Ese dato se une a otro hecho público la semana pasada que afirmaba que los más ricos de los ricos también han alcanzado un récord, ya que en los últimos treinta años multiplicaron su riqueza un 275 %.