Tahrir tampoco acepta a Ganzuri

redacción / la voz

INTERNACIONAL

La plaza acoge la protesta contra el Ejército más multitudinaria desde que se fue Mubarak

26 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«¡Mariscal, despierta, es tu último día!». Después de la galerna violenta que, según datos oficiales, dejó 41 muertos y más de 3.000 heridos, se precipitó sobre Egipto una tromba pacífica y sin choques con la policía: un clamor formado por decenas de miles de manifestantes que devolvieron a la plaza Tahrir el aspecto multitudinario que tenía antes de que se fuera Mubarak. En la que puede haber sido la manifestación más nutrida desde que no está el antiguo dictador, los asistentes no solo exigieron que los militares dejen el poder antes de que se abran las urnas el lunes. También dirigieron sus iras contra Kamal Ganzuri, el veterano ex primer ministro de Mubarak que ayer se hizo cargo del Gobierno de transición.

Ganzuri se esforzó, en sus primeras horas, para convencer a la opinión pública de que su llegada supone un paso atrás de la cúpula militar. También hizo guiños a los líderes juveniles y les prometió que tendrá en cuenta sus propuestas, pero los manifestantes no se dejaron convencer. Los gritos en su contra fueron persistentes. Varios cientos de personas se apostaron ante la sede del Gobierno para bloquear su entrada. Ya le han surgido críticos que lo consideran demasiado mayor para el cargo, tiene 78 años, o que creen que será un ventrílocuo de los militares, sin capacidad de decisión, como su antecesor.

Los reunidos en Tahrir no contaron con el apoyo de los Hermanos Musulmanes, que organizaron por su cuenta una manifestación para protestar contra Israel. Además, tuvieron que soportar la competencia de varios miles de partidarios del Ejército, al parecer antiguos esbirros de Mubarak, que también salieron a las calles. Sin embargo, no estuvieron solos.

El gran imán de la célebre institución teológica Al Azhar, Ahmed el Tayeb, informó a través de un representante que «los apoya y que reza por su victoria». Es la primera vez en muchos años que el imán , nombrado por el presidente de la República, adopta posiciones opuestas al poder político. Mohamed El Baradei, premio Nobel de la Paz y aspirante a la presidencia, se unió a la multitud llevando una bandera egipcia sobre los hombros.

Por otro lado, Estados Unidos pidió «el traslado completo del poder a un Gobierno civil para responder cuanto antes a las aspiraciones legítimas del pueblo egipcio».

La Fiscalía General informó de que va a investigar las denuncias de que la policía empleó una mezcla de gas venenoso contra los manifestantes. Para ello, según fuentes judiciales, se han recogido granadas de gas lacrimógeno de los depósitos de la policía, así como restos de proyectiles en la calle. Además, se empiezan a divulgar casos de ataques sexuales a mujeres, entre ellas periodistas. Una informadora egipcioamericana denunció en Twitter que fue agredida sexualmente por policías. Según relató, la retuvieron 12 horas, y cinco o seis agentes le tocaron los pechos y órganos genitales. Durante el tiempo que duró la agresión, permaneció con los ojos tapados.