Los máximos líderes políticos de China y Japón mantuvieron ayer un encuentro en Pekín en el que ambas partes dejaron a un lado sus tradicionales disputas y acordaron cooperar en aras de una península coreana estable, en medio de la incertidumbre en la región tras el relevo en ese régimen estalinista.
El primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, y el presidente chino, Hu Jintao, alcanzaron este consenso tras su reunión en el Gran Palacio del Pueblo, en la que Corea del Norte fue el tema estrella a raíz de la repentina muerte de Kim Jong-il.
«China y Japón trabajarán juntos para que la paz y la estabilidad en la península coreana sean realidad, y para garantizar la seguridad de la región del nordeste asiático», comentó el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Hong Lei, al hablar del encuentro.
La fuente oficial añadió que Corea del Sur también debe estar en este marco de cooperación, y subrayó que Tokio y Pekín deben aprovechar la próxima celebración del 40.º aniversario de la normalización de sus relaciones para promover «paz y prosperidad en la región de Asia-Pacífico».
Desavenencias históricas
La visita, primera de Noda a China -un país con el que Japón mantiene largas disputas territoriales y desavenencias históricas- fue proyectada hace ya varias semanas, por lo que no era consecuencia directa de la muerte de Kim, pero este hecho indudablemente ha marcado la agenda.
China es el principal aliado de Corea del Norte y su máximo suministrador de ayuda humanitaria y energética, mientras que para Japón el régimen de Kim fue un constante motivo de temores por la estabilidad regional, especialmente en los últimos años, cuando Pyongyang se convirtió en potencia nuclear.