Ahmadineyad sufre una severa derrota en las elecciones iraníes

nolo mariño DUBÁI / SERVICIO ESPECIAL

INTERNACIONAL

Reuters

El ultraconservador Alí Lariyani se perfila como futuro presidente

04 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Los rivales conservadores del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, han tomado la delantera en las elecciones legislativas celebradas el viernes, según los primeros resultados anunciados por las autoridades. Todo indica que Ahmadineyad se tendrá que enfrentar a un Parlamento hostil durante los 18 meses que le restan de mandato. Irán, en el ojo del huracán por su programa nuclear, declaró una afluencia a las urnas del 64,2 % en unos comicios catalogados de «farsa» por los reformistas.

El gran número de críticos con Ahmadineyad elegidos como diputados también demuestra el firme apoyo a la visión más tradicionalista del régimen teocrático y a las políticas de su líder supremo, el ayatolá Jamenei, en su enfrentamiento con Occidente. Entre ellos destaca el nombre de Alí Lariyani, actual presidente del Parlamento, hacha de Ahmadineyad en la Cámara y seguidor ciego de Jamenei. Ahora se perfila como el candidato conservador a las elecciones presidenciales del año que viene.

Lariyani, de 53 años, ya fue candidato a la presidencia en el 2005, cuando solo obtuvo un 6 % de los votos frente a Ahmadineyad. Tanto él como su hermano escalaron en política desde sus tiempos de estudiantes de secundaria. En su instituto de Teherán eran conocidos por ser delatores de sus compañeros ante las autoridades académicas y la policía. «Cualquiera que les cayera mal se enfrentaba a ser expulsado y si tan solo sospechaban que habías hecho algo que ellos pensaran que era antiislámico, no dudaban en inventarse una historia y llevarte a la policía. Eran temibles», relata Issa M. compañero de estudios de los Lariyani.

Todavía queda por ver el papel que le queda por jugar a Ahmadineyad. Sin poder presentarse a un tercer mandato, confiaba en colocar a su consuegro y hombre de confianza, Esfandiar Mashaei. Este es visto en Irán como un «nacionalista religioso». Es un gran impulsor de ideas renovadoras y ensalza el pasado preislámico de Irán, lo que le ha granjeado la enemistad de la élite religiosa ultraconservadora. Incluso tiene juicios pendientes por asuntos de «seguridad nacional», como el de pertenecer a una secta satánica.

Ante el temor de un boicot a gran escala de las elecciones, Jamenei ordenó de antemano que se notificara una participación «superior al 60 %», denunciaron páginas webs reformistas, y no dudó en describir el plebiscito como «un acto similar a una oración» y «un acuerdo con Dios». El régimen siempre ha basado su legitimidad en la alta afluencia, real o inventada, a las urnas. No ha habido error en los cálculos. Dos días antes de los comicios, la agencia Fars dio la cifra del 65,5 %. Falló por muy poco.