Un escándalo con un Ferrari sacude la cúpula del poder chino

esperanza calvo PEKÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Obras de reparación de un retrato de Mao en Tiananmen, de cara al congreso comunista.
Obras de reparación de un retrato de Mao en Tiananmen, de cara al congreso comunista. JASON LEE < / span>reuters< / span>

Un estrecho colaborador de Hu Jintao, excluido de la cúspide comunista

05 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

En marzo de 2012 un joven muere tras estrellar el Ferrari que pilotaba a gran velocidad por una de las circunvalaciones de Pekín. Un periódico de Hong Kong describe la escena citando fuentes oficiales: el chico iba semidesnudo y acompañado por dos mujeres jóvenes también muy ligeras de ropa que quedaron malheridas. Sugiere que algún tipo de juego sexual en pleno éxtasis de velocidad provocó el fatal desenlace.

Pese a tener todos los ingredientes que en China incendian la red, el asunto quedó enterrado en el más absoluto silencio. No trascendió siquiera el nombre del muerto sino un apodo vago. En junio, meses más tarde, el apellido de ese muchacho sale a la luz. Se llamaba Ling Gu. Su padre, Ling Jihua, es un hombre cercano al presidente Hu Jintao. Director de la Oficina General del Comité Central del PCCh, cultiva una carrera política que le permite aspirar a uno de los nueve puestos del todopoderoso Comité Permanente, dentro del Politburó, la cuspide que gobierna el Imperio del Centro.

Tras hacerse públicas las circustancias de la muerte de su hijo, Ling Jihua cae en desgracia; a partir de septiembre dirigirá el Departamento de Trabajo del Frente Unido, un organismo dedicado a coordinar la relación del PCCh con otros partidos externos. Este nombramiento le apea de la gran carrera. Apartado del grupo de los que compiten por el poder con mayúsculas, pasará de candidato a cadáver político hundido bajo el lastre de las desastrosas andanzas de su hijo. Ante la opinión pública, es un principito que se permite estrellar un Ferrari mientras juguetea a toda velocidad con dos jovencitas semidesnudas.

En un país socialista con más de cien millones de pobres oficiales, el poder político se asocia más que nunca con el poder económico. Si la relación acaba en escándalo público, los que sostienen al implicado lo sueltan por propia salubridad. Así pasó con Bo Xilai, ex-gobernador de Chongqing y brillante populista. En marzo de 2012, mientras Ling Gu estrellaba su vida y la de su padre, Bo Xilai bajaba a los infiernos a causa de las fechorías de su esposa Gu Kailai, condenada este verano por el asesinato del inglés Neil Heywood. Expulsado del Politburó, su historia le anuló automáticamente la respetabilidad ante los demás líderes.

El escándalo es un duro golpe para el presidente Hu, que con la salida de Ling pierde a uno de sus más estrechos colaboradores, con quien había intentado asegurarse una futura influencia en la quinta generación dirigente. Según DPA, el lugar de Ling lo ocupará Li Zhanshu, asesor durante muchos años de Xi Jinping, actual vicepresdiente y posible sucesor de Hu, que es quien sacará partido del actual escándalo, pues podrá ampliar su área de influencia.