Una de las consecuencias de la falta de transparencia del Gobierno chino es la propagación de rumores ante el más mínimo cambio de agenda. Eso fue lo que pasó cuando el futuro líder Xi Jinping canceló inesperadamente la reunión programada con Hillary Clinton, recién llegada a Pekín dentro de una gira por seis países asiáticos. Es cierto que Xi no solo dio plantón a la secretaria de Estado, sino también al primer ministro de Singapur. Más tarde se supo que sufre una lesión de espalda pero ese fue el primero de varios desencuentros que continuaron con la falta de sintonía en la reunión que Clinton mantuvo con Hu Jintao. A pesar de que ella quiso destacar «los enormes lazos y las sólidas bases» de la charla, las diferencias comenzaron por Siria, pasaron por Corea del Norte y terminaron en la disputa que mantienen China y Japón sobre las islas Senkaku. El anuncio del Gobierno nipón de querer comprarlas ha desatado airadas reacciones en China. Este archipiélago situado en el Mar de la China Oriental cuenta con ricos recursos marinos y energéticos, tan necesarios para el crecimiento de China que también se enfrenta a otras naciones asiáticas por disputas territoriales similares. EE.UU. apoya una negociación regional entre Pekín y todos los países de la ASEAN, pero China insiste en negociaciones individuales con cada país para mantener su posición de fuerza.