El presidente de Estados Unidos afronta cuatro años con más libertad, pero con muchos escollos
21 ene 2013 . Actualizado a las 15:40 h.En Estados Unidos se dice que en el primer mandato los presidentes hacen lo que pueden y en el segundo, lo que quieren. Esto es así porque en los primeros cuatro años viven bajo la presión de la reelección, preocupación que se desvanece en los otros cuatro. Ese período de libertad comenzó para Barack Obama este mediodía al jurar como cuadragésimo quinto presidente de EE.UU. en un acto privado en la Casa Blanca, que precede a la investidura pública de mañana en el Capitolio.
Pero a pesar de esa cierta libertad, el horizonte que se abre ante él tras esta investidura es complicado. Para resumir podría decirse que se enfrenta a dos asuntos muy serios, otros dos importantes y otros que en cualquier momento podrían llegar a ser cruciales.
Recuperación económica
El primero de los muy serios es consolidar la incipiente recuperación económica. Y para ello debe cerrar la negociación entre republicanos y demócratas para, primero, aumentar el techo de la deuda del Gobierno federal y, segundo, establecer una serie de recortes del gasto público que frenen el déficit del país. Hasta ahora, Obama ha conseguido algunos triunfos, aunque ninguno rotundo.
El segundo de los asuntos muy serios es poner fin a la guerra de Afganistán. A finales del 2014 debe cerrar la retirada de la fuerza internacional. En ese momento a Obama le quedarán aún dos años de mandato, dos años que pueden estar marcados por lo que suceda en el Afganistán posbélico. Si el país consigue mantener la seguridad y evitar la vuelta de Al Qaida y los talibanes, el presidente se apuntará una victoria. Si no es así, tendrá que rendir cuentas.
En cuanto a los dos asuntos importantes que tiene por delante son de política doméstica: el control de las armas y la reforma migratoria. Sobre el primero se avecina una enconada batalla en el Congreso. Pero no hay duda de que el presidente está decidido a que sea uno de los temas estrella de su segundo mandato. Tanto es así que podría, de nuevo, dejar relegado a su otro objetivo: la reforma migratoria.
Siria, Irán y África
La inestabilidad mundial le va a ofrecer a Obama también suficientes problemas como para que se mantenga ocupado: la crisis financiera europea, la guerra de Siria, el desafío nuclear de Irán o el avance yihadista en África con toda seguridad van a estar en su agenda.
Otro reto que se ha marcha es ofrecer una nueva forma de organización política. El jueves se filtró que Obama ha creado un grupo de apoyo político para el impulso de su agenda, que ha bautizado como Organización para la Acción y que aprovechará los recursos, humanos y económicos, de su campaña a la reelección. Estará al frente el que fue su director de la última campaña, Jim Messina. Aunque la organización sin ánimo de lucro la presentará Messina hoy, ya se sabe que aceptará donaciones de particulares y empresas, aunque no de cabilderos ni grupos de presión, y que actuará al margen del Partido Demócrata. El tiempo dirá si lo que Obama ha puesto en marcha ahora es la nueva forma de hacer política para el futuro, al margen de los partidos y en la línea que han marcado movimientos populares como el 15-M en España, Ocupa Wall Street o las revueltas de la primavera árabe.
Y en el inicio de este segundo mandato, Barack Obama cuenta con un índice de confianza del 51 %, aunque la mayoría sigue escéptica sobre su gestión de la economía, según una encuesta de The New York Times-CBS.