Los restos del naufragio del gigante de los mares del capitan Schettino, visibles en el popular servicio
24 ene 2013 . Actualizado a las 17:08 h.El Costa Concordia es un buque célebre, de infausto recuerdo, de la estirpe del Titanic. Ambos cruceros, gigantes de los mares, comparten un destino trágico, el naufragio.
Del trasatlántico hundido por un iceberg en el Atlantico Norte en la segunda década del siglo XX poco hay que añadir a lo ya contado hasta ahora. La historia de la nave hundida la noche del 13 de enero del 2012 en Italia es más rocambolesca y aún está por escribir. Faltan por esclarecer responsabilidades, pagar indemnizaciones, aclarar algunos puntos oscuros de lo que pasó entonces y, por ejemplo, reflotar el buque. Pero de momento ha dejado capítulos jugosos, como la del extraño comportamiento de su «enfiestado» capitán, Francesco Schettino, que fue de los primeros en abandonarla y se cayó «en una lancha».
El naufragio del Costa Concordia también ha proporcionado imágenes poderosas para fijar en la memoria colectiva. Una de las más recientes, la de su inmensa mole encallada en las inmediaciones del puerto de la isla toscana de Giglio, visible desde cualquier dispositivo con conexión a Internet a través del popular servicio Google Maps.