Los ujieres evitan un altercado entre diputados de Sarkozy y de Hollande

Mercedes Lodeiro REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

El mandatario francés desautoriza a tres ministros del ala izquierdista

11 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La esperanza europea de los detractores de Angela Merkel, el presidente francés François Hollande, se está apagando. A la crisis abierta por el caso Cahuzac, su ministro del Presupuesto con cuentas en Suiza que eludían el fisco, y el del tesorero de su campaña, Jean-Jacques Augier, que invirtió en un paraíso fiscal, se añade ahora la llamada al orden a tres ministros del ala izquierdista que defienden una mayor política anti-austeridad: Arnaud Montebourg (Industria), Benoît Hamon (Economía social y solidaria) y la ecologista Cécile Duflot (Vivienda).

La tensión en el Elíseo, junto con la de la oposición conservadora, se tradujo ayer en algo más que crispación en la Asamblea francesa y los ujieres tuvieron que interponerse entre los diputados de la UMP, de Nicolas Sarkozy, y el Gobierno del primer ministro, Jean-Marc Ayrault.

Esto sucedía después de que Hollande presentase unas propuestas para la ley de moralización de la vida política que llevará al Consejo de Ministros el día 24. Intentaba apagar el incendio que aniquiló la máxima de la «República ejemplar», que presumía haber puesto en marcha. Ayer insistió: «Nosotros debemos ser ejemplares».

El texto está basado en tres grandes ejes: transparencia sobre el patrimonio de los cargos electos, lucha contra el fraude fiscal y la corrupción, y la erradicación de los paraísos fiscales. En ellos incluye la incompatibilidad de cargos con ciertas actividades profesionales como la medicina (Augier era cirujano)y la abogacía.

Ayrault lanzó a la derecha el desafío de votar la ley de transparencia. «Dimisión, dimisión», pidieron desde los asientos de la UMP. Pero la verdadera ira brotó cuando el primer ministro dijo que recibiría hoy a los presidentes de los grupos parlamentarios para hablar de la moralización de la política, «incluso a Christian Jacob [de la UMP]», especificó. «Lo recibiré para preguntarle si es capaz de aceptar, y hasta dónde es capaz de ir, para hacer recular la delincuencia financiera y asegurar la transparencia», le espetó. Entonces, además de gritos, algunos conservadores abandonaron sus escaños para dirigirse a los del Gobierno.

Desde que saltó el caso Cahuzac, las sesiones de preguntas al Gobierno son especialmente tensas. «El primer ministro ha perdido su sangre fría», reaccionó el ex ministro conservador Patrick Ollier. «Ustedes se comportan de manera lamentable e indigna», había dicho Ayrault.

Para Jean-Luc Mélenchon, del Partido de izquierdas, Hollande diseña «una ley de sospechosos». La ultraderechista Marine le Pen dijo que todo quedará en palabras, después de negar una presunta cuenta en Suiza abierta por el tesorero de su padre, Jean-Marie Le Pen. Y es que la bomba que le estalló a Hollande parece fragmentarse también entre la oposición.