
Lord Howe, que precipitó la caída de Thatcher, afirma que el «premier» ha perdido el control del Partido Conservador
20 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.David Cameron se ha metido en un callejón sin salida. Pese a haberse comprometido a celebrar un referendo, su partido sigue obsesionado con Bruselas y los antieuropeos de UKIP sigue robándole votantes. A la vista de las encuestas, los tories han dejado de creer que su líder tenga la más mínima posibilidad de conseguir la mayoría absoluta en el 2015 para liberarlos así del que ven como su peor enemigo: la Unión Europea.
Un gran sector del Partido Conservador, incluidos varios ministros, llevan varias semanas acusándolo de no estar lo suficientemente comprometido con la causa euroescéptica. Ayer fue el turno de lord Howe, uno de los nombres detrás de la caída política de Margaret Thatcher, el que atacó al premier. Según Lowe, Cameron se equivocó al comprometerse públicamente a celebrar el referendo.
«Al reconocer abiertamente su descontento sobre los términos de nuestra relación con la UE el primer ministro abrió la caja de Pandora y parece que ahora es incapaz de controlar a su propio partido». El veterano político concluye que el movimiento antieuropeo «ha infectado el alma» de los tories y ahora Cameron «tiene pánico a sus propios diputados».
Cómo parar la tormenta
El ministro de Sanidad, Jeremy Hunt, trató de parar la tormenta en un popular programa de la BBC. «El partido está absolutamente unido, y todos estamos de acuerdo en que necesitamos un cambio en la relación con Europa». Reconoció, sin embargo, que para los tories este es un tema peliagudo, «el patriotismo es algo que corre por las venas de los conservadores y cuando se trata de soberanía el debate siempre es agitado».
Un grupo de casi 120 conservadores emitieron la semana pasada un voto protesta para exigir al Gobierno que apruebe ya una ley que garantice el plebiscito. El líder de la rebelión, John Baron, comparó a Cameron con Tony Blair y recordó que este también había prometido un referendo que nunca llegó a celebrarse.
Blair sin embargo lo tenía más fácil, ya que gobernaba en mayoría, mientras Cameron necesitaría de los liberaldemócratas para fundir el referendo en una ley. El viceprimer ministro, Nick Clegg, ha dejado claro en numerosas ocasiones que, al menos en lo que se refiere a Europa, conservadores y lib dem tienen políticas muy diferentes.
Las últimas encuestas sobre la intención de voto juegan también en contra de Cameron. Mientras los antieuropeos del UKIP se consolidan como tercera fuerza del país con un 19 %, su partido no levanta cabeza y continúa a seis puntos de los laboristas. La historia se repite y, al igual que en el caso de Thatcher y su sucesor John Major, Europa se ha convertido en la pesadilla de David Cameron.