La cifra oficial de fallecidos sigue creciendo mientras la población se pelea por una plaza de avión fuera de la isla
13 nov 2013 . Actualizado a las 00:31 h.La cifra oficial de víctimas mortales por el tifón Haiyan a su paso por Filipinas aumentó a 1.798, según anunciaron las autoridades, mientras miles de supervivientes luchan por una plaza en un avión para salir de la zona y la ayuda comienza a llegar poco a poco. La situación de los cientos de miles de damnificados por el tifón, que devastó las provincias del este de Filipinas, sigue siendo dramática a pesar de que poco a poco comienza a llegar la ayuda a la zona.
La esperada ayuda internacional está ya en marcha, pero su entrega y las tareas de rescate se vieron dificultadas por una nueva tormenta en la zona devastada y que no se irá hasta el jueves. Los primeros indicios de Zoraida alcanzaron a lo largo del día, con fuertes lluvias, la base de la ayuda erigida en la zona de emergencia en la ciudad de Tacloban, en la isla de Leyte, la más afectada por Haiyan.
En Tacloban, con 220.000 habitantes y considerada como la zona cero del tifón, las lluvias convirtieron las heces, los cádaveres y la basura en aguas sucias malolientes. El número de muertos todavía no está claro. El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, afirmó en el canal de televisión CNN que calcula entre 2.000 y 2.500 muertos. En su opinión las estimaciones que hablan de 10.000 víctimas mortales son «demasiado elevadas».
Las montañas de escombros impiden el desagüe en muchas zonas. Todavía muchas víctimas siguen sin poder acceder a la ayuda. El martes, las tropas del Ejército de Filipinas mataron a dos rebeldes comunistas en un enfrentamiento con un grupo de insurgentes que presuntamente quería atacar un convoy de ayuda para las víctimas del tifón Haiyan.
Por todos lados los supervivientes han hecho pintadas en contenedores y fachadas de las casas: «¡Necesitamos comida!», «¡Ayuda!», «¡Sálvennos!». Los niños lloran incesantemente y mendigan en los márgenes de las calles. «Los problemas son inmensos, el territorio es enorme, pero hacemos todo lo que es humanamente posible», aseguró el ministro del Interior, Mar Roxas. «El gobierno filipino prometió que la ayuda llegará a las zonas más devastadas antes del miércoles», indicó la coordinadora de ayuda de emergencias de la ONU Valerie Amos a la BBC.
El alcalde de Tacloban, Alfred Romualdez, dijo que hasta la mañana del martes se sacaron 250 cadáveres, pero se cree que aún existen muchos más bajo las montañas de escombros. En la isla de Samar se han enterrado en fosas comunes a más de 500 personas. En Tacloban todos los negocios que podrían tener alimentos han sido saqueados, informó un canal local. Sumidos en la desesperación la gente ha construido balsas de madera e intentan pescar con sus manos. Dos hombres mataron un cerdo y lo llevaban con un palo a través de Tacloban en medio de la lluvia torrencial.
Colas en los aeropuertos de Filipinas
Bajo la tormenta cientos de supervivientes acudieron al aeropuerto con sus familiares disminuidos físicos y con bebés enfermos con la esperanza de poder huir. Sin embargo, las plazas en los aviones no son suficientes. Los soldados contenían a la multitud que lucha por conseguir ayuda. «La buena noticia es que la red de telefonía móvil funciona de nuevo», informó el ministro de Interior Roxas. «Para volver a tener electricidad la gente tendrá que esperar aún al menos dos meses», indicó por su parte el ministro de Energía, Jericho Petilla. «Debido a que las gasolineras han sido seriamente dañadas, la venta de gasolina en la isla Leyte estará racionada», agregó.
La comunidad internacional se ha comprometido a entregar más de 40,3 millones de euros en ayuda de emergencia a Filipinas para que haga frente a las labores de reconstrucción tras el paso del tifón, según anunció el gobierno filipino. En total han prometido contribuir 28 países más la Unión Europea (UE) y cuatro organizaciones de asistencia humanitaria, aunque la estimación que hizo la ONU de lo necesario es mucho mayor.
La ayuda llega de todas las partes del mundo. Un avión de Lufthansa con aparatos médicos y mantas procedente de Fráncfort aterrizó en Manila. Día y noche, cerca de 2.000 voluntarios elaboran paquetes de comida: en cada bolsa de plástico hay arroz, sardinas y galletas. «La Unión Europea elevó su donación de ayuda inminente de los tres millones de euros a los diez millones de euros», declaró el comisario europeo de ayuda al desarrollo, Andris Piebalgs, en Manila.
En la noche del lunes, el portaviones estadounidense USS George Washington salió de Hong Kong rumbo a Filipinas con 5.000 marines, más de 80 aviones y un helicóptero a bordo. El gobierno estadounidense ha donado 20 millones de dólares. También Reino Unido ha enviado un barco, un avión de transporte, médicos y sanitarios. En total, el gobierno de Londres ha prometido hasta el momento 11,9 millones de euros.
Por su parte, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, calificó el tifón como una «advertencia» de las horribles inclemencias meteorológicas que aún están por llegar. Asimismo, aseguró que el Banco Mundial está preparado para ofrecer su ayuda.