Sudáfrica reza unida por Nelson Mandela

mercedes lodeiro REDACCIÓN / LA VOZ

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Su muerte es una pérdida sin precedentes para el país, dice su presidente

09 dic 2013 . Actualizado a las 21:01 h.

El Día Nacional para la Oración y la Reflexión celebrado ayer en Sudáfrica en honor del fallecido presidente Nelson Mandela fue un auténtico ejemplo del legado del icono de la lucha contra el apartheid. Si Madiba unió en vida a blancos y negros, ayer logró que todas las confesiones religiosas pronunciasen sus oraciones para honrarlo.

Iglesias, sinagogas, mezquitas y templos acogieron oficios por un líder que «predicó y practicó la reconciliación tras el desmantelamiento del régimen racista» que combatió, dijo el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma. Su muerte es una pérdida sin precedentes, añadió. El máximo mandatario del país se sumó al homenaje religioso rendido en una iglesia metodista (confesión de la familia Mandela) en el barrio acomodado de Bryanston, en Johannesburgo. Al mismo acto asistió Winnie Madikizela-Mandela, la exmujer del premio nobel de la paz 1993, y su nieto Mandla Mandela.

En Soweto, donde Madiba vivió varios años, el ambiente era festivo. La iglesia católica de Regina Mundi, en la que un entonces inquieto Mandela participaba en asambleas clandestinas con compañeros del Congreso Nacional Africano, acogió un sermón del sacerdote Sebastian Rossouw. Este animó a los presentes a buscar otro Madiba. «Él no puede ser el último», dijo.

De norte a sur del país, los homenajes se repitieron durante todo el día. En Ciudad del Cabo, localidad donde Mandela pronunció su primer discurso después de ser excarcelado en 1990 tras 27 años en prisión, sudafricanos y turistas se acercaron durante todo el día a la plaza de los Nobeles para depositar flores ante la estatua de Madiba. La catedral de San Jorge también celebró un servicio religioso al que asistió el clérigo anglicano Michael Lapsley, cuya lucha antisegregación racial le llevó a perder sus manos en 1990, al explotarle una carta bomba dirigida a él. Ayer, en un banco del templo sostenía con ortoprótesis el pasquín catedralicio de «oraciones por Madiba».

«Vuelve a casa, Madiba, tú hiciste de forma desinteresada todo lo que es bueno, noble y honorable para el pueblo de Dios», dijo el arzobispo anglicano de Ciudad de Cabo, Thabo Mokgoba, durante la misa en la iglesia de la Santa Cruz, en Nyanga. Allí, la gente cantaba y bailaba por el padre de la nación.

Hoy, el Parlamento nacional celebrará una sesión extraordinaria en su honor, y mañana será el estadio de Soweto, sede de la final de la Copa del Mundo de Fútbol del 2010, donde Mandela hizo su última aparición en público, el lugar que acoja la ceremonia oficial más multitudinaria. Entre los numerosos dignatarios extranjeros que confirmaron su asistencia están el príncipe Felipe y Mariano Rajoy, y el príncipe Carlos de Inglaterra. Se han habilitado tres estadios más con pantallas gigantes para seguir los actos.

Ayer, un estrecho amigo de Mandela, el diputado Bantu Holomisa, relató los últimos momentos que pasó con el héroe nacional sudafricano, quien falleció el pasado jueves a los 95 años rodeado de familiares en su casa de Johannesburgo. La esposa, Graça Machel, su exmujer Winnie, así como muchos de sus hijos y nietos estaban presentes en el domicilio cuando ocurrió el óbito, relató.

Diálogo del primer ministro checo, Jiri Rusnok, y su ministro de Defensa, Vlastimil Picek, captado por un micro abierto.

Rusnok: Joder, macho, y ahora además se ha muerto Mandela.

Picek: Joder, ¿y quién va a ir?

R. Espero que el presidente [Zeman, que está con muletas]. Me entran escalofríos. Tengo pánico de ir. No me apetece nada. Eso está en el quinto guá. ¿Y tendré que ir en línea regular o en otra?

P. No, hombre, en especial.

R. ¿Y quién lo paga?».

P. Yo te lo pago.

R. Seguro que [Zeman] no vuela. Estamos jodidos.