Una exministra y la actual vicealcaldesa son las candidatas con más posibilidades
30 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Dos mujeres, la exministra Nathalie Kosciusko-Morizet y la actual vicealcaldesa, Anne Hidalgo, de origen español, luchan por la alcaldía de París, ambicionada por su peso en la política francesa (es considerada un potente trampolín desde que permitió a Jacques Chirac llegar a la jefatura del Estado en 1995) y su prestigio en el extranjero. La campaña de las municipales, cuya primera vuelta será el 23 de marzo, es ya intensa.
Exministra de Ecología con Sarkozy y actualmente diputada, Kosciusko-Morizet, de 40 años, es candidata de la Unión por un Movimiento Popular, pero se enfrenta a disputas internas que desembocaron en una candidatura disidente de su partido. Hidalgo, de 54, fue durante 12 años adjunta del actual alcalde socialista Bertrand Delanoë, y basa su campaña en el distanciamiento de la impopular política del Gobierno de Hollande.
Hasta ahora, el duelo entre la candidata de derechas, titulada por la prestigiosa Escuela Politécnica, una de las instituciones que forma a la élite francesa, e Hidalgo, hija de una familia de exiliados españoles y exinspectora de trabajo, consistió más en frases sobre la imagen de cada una que en sus proyectos.
Hidalgo, nacida en San Fernando (Cádiz), habla a menudo de su «recorrido de integración republicana». Kosciusko-Morizet no oculta su ambición de presentarse a las primarias del 2016 para ser la candidata a las presidenciales del año siguiente. Fue objeto de burlas por describir el metro de París como un «lugar encantador». Hidalgo, que fue consejera del Gobierno de Lionel Jospin entre 1997 y 2002, apuesta por una campaña sobre el terreno. Los sondeos prevén la victoria de la socialista, aunque una encuesta de principios de enero situaba a Kosciusko-Morizet en cabeza de la primera vuelta.
En cuanto a sus programas, ambas candidatas libran una batalla de cifras para que París siga siendo «la más bella ciudad del mundo». Hidalgo promete un mejor acceso a la vivienda, transportes más cómodos y dar importancia a la naturaleza en la ciudad. Su oponente quiere reducir el número de funcionarios municipales, peatonalizar más el centro de París y reforzar la seguridad.