Barack Obama asegura, en medio de la polémica, que este Memorial, que abrirá sus puertas al público el 21 de mayo, también es un recuerdo para los héroes del atentado
15 may 2014 . Actualizado a las 20:59 h.El museo sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 mantiene viva la memoria de las víctimas y demuestra que «nada puede rompernos», aseguró este jueves el presidente estadounidense, Barack Obama. En su intervención durante la inauguración del museo, el mandatario afirmó que visitar el edificio «es una experiencia profunda y conmovedora» que permite conocer a las casi 3.000 víctimas.
«Aquí contamos su historia para que las generaciones del futuro nunca los olviden», afirmó el presidente, quien evocó la forma en que el museo expone detalles como un anillo de boda o un casco de bombero. El memorial muestra fotografías de cada una de las víctimas y explica su vida. «Aquellos a los que perdimos viven dentro de nosotros. En las familias que aún les quieren. En los amigos que siempre les recuerdan», añadió Obama.
El presidente también recalcó que, por encima del dolor y del recuerdo, los muros que rodean el museo demuestran que «nada puede rompernos, nada puede cambiar quienes somos». «Ningún atentado terrorista puede igualar la fuerza del carácter de nuestro país», insistió.
Obama intervino tras recorrer el museo, que se abrirá al público la próxima semana, acompañado por su esposa Michelle y guiados por el exalcalde Michael Bloomberg, que preside el Memorial.
En la ceremonia de inauguración intervinieron algunos familiares de víctimas y supervivientes de los atentados contra las Torres Gemelas del World Trade Center. Hubo además un homenaje a los servicios de rescate de la ciudad, que perdieron a más de 400 de sus miembros (entre ellos 341 bomberos) mientras intentaban evacuar las torres. También coros e interpretaciones musicales, y participaron además los gobernadores de los estados de Nueva York, Andrew Cuomo, y Nueva Jersey, Chris Christie, así como el alcalde neoyorquino, Bill de Blasio.
Un recuerdo para el mundo de las tragedias y los héroes del 11-S
Casi trece años después, Nueva York ya tiene por fin un Museo de la Memoria para recordar a la ciudad, al país y al resto del mundo las tragedias y lecciones de aquellos días, con la mente puesta en las tres mil víctimas y los héroes que dieron su vida. «Con esta apertura cumplimos el compromiso que hicimos a los familiares de las víctimas, que nunca olvidaremos a los que perdimos ni las lecciones terribles que aprendimos ese día», aseguró el miércoles el presidente del Memorial del 11-S, Michael Bloomberg, al presentar a la prensa el museo que abrirá sus puertas al público el 21 de mayo.
A lo largo de varias salas repartidas en más de 10.300 metros cuadrados de exposición, los visitantes encontrarán desde dos tridentes de acero que formaron parte de la estructura de la fachada de la Torre Norte hasta los restos de un camión de bomberos o el motor de uno de los ascensores de la Torre Sur. Los dos sectores principales del museo se encuentran bajo las enormes piscinas que presiden el Memorial del 11S, donde se pueden ver fotografías, maquetas y objetos personales de las víctimas y del personal de los servicios de emergencia y rescate, en un escalofriante recorrido donde lo visual y lo sonoro tienen un papel fundamental.
Otro de los puntos centrales es una enorme sala donde se encuentra «la última columna», de 56 toneladas de peso y casi 11 metros de altura, retirada de la «zona cero» en mayo de 2002 y que en las semanas posteriores fue cubierta de mensajes, fotos y otros recuerdos por el personal de rescate, los voluntarios y familiares. También hay un espacio importante que repasa la historia en los años previos a los ataques, desde el primer atentado contra el World Trade Center en 1993 y el surgimiento de Al Qaeda, a sus posteriores consecuencias, en un intento de los responsables del Memorial de invitar a la gente a reflexionar sobre lo que significa el 11-S.
Las polémicas del Memorial del 11-S
Sin embargo, la apertura del museo no ha estado exenta de polémica ya que un grupo de familiares ha expresado su malestar por el traslado de los restos de sus seres queridos, que están ya en una sala privada en los sótanos del edificio a la que solo pueden acceder las familias y los expertos forenses que siguen trabajando en la identificación. Todavía quedan por identificar 1.115 de las 2.753 personas que murieron aquel día tras el derrumbe de las Torres Gemelas, y de los cerca de 22.000 fragmentos humanos que se recuperaron en la «zona cero» casi un tercio todavía no han sido cotejados, según los últimos datos de la Oficina del Forense de la ciudad.
«Esto no es un cementerio. Aquí no venimos a enterrar a nuestros muertos. Entiendo que haya personas que no compartan esta decisión pero toda su argumentación parte de una idea falsa», dijo a Efe Charles G. Wolf, uno de los familiares de las víctimas que sí apoyó el traslado de los restos.
Bloomberg fue hoy todavía más directo. «Estamos en una democracia y hay que respetar lo que quiere la mayoría», contestó el exalcalde cuando los periodistas le hicieron la inevitable pregunta. «Hay casi tres mil familias que creen que es una buena idea y unas decenas que están en contra», zanjó.
El exalcalde y presidente de la junta del Memorial del 11-S, también abordó el debate por los 24 dólares que costará la entrada. «Escriban a sus congresistas para que presionen para obtener más fondos federales», dijo Bloomberg, quien recordó que el Gobierno aprobó 250 millones de dólares y solo la seguridad cuesta al año 10 millones de dólares. «Para mi es la culminación de doce años de trabajo y creo que al final ha merecido la pena», aseguró Wolf, quien en todo caso evitó hablar de un punto final con la apertura del museo. «Sin duda mañana va a ser un día difícil, pero al mismo tiempo va a ser maravilloso», sentenció.