Suele decirse que Oriente Medio se lo inventaron el 16 de mayo de 1916 dos caballeros, el inglés Mark Sykes y el francés François George-Picot, que era por cierto tío abuelo del futuro presidente Giscard d?Estaing. Quiere la leyenda que Sykes trazase en el dorso de un sobre amarillo las fronteras de Siria e Irak (un nombre que se le ocurrió a él o quizás a Getrude Bell). La cuestión es más complicada, pero el caso es que ayer el nuevo califato que acaba de nacer a caballo entre Irak y Siria divulgaba un vídeo en el que con un mapa anunciaba el fin de las fronteras y que el acuerdo Sykes-Picot «está muerto». Las fronteras, efectivamente, ya no son lo que eran: el presentador del vídeo en cuestión era, de hecho, un yihadista chileno. Incluso sus rivales en Bagdad les dan la razón. Ayer, el Parlamento iraquí se enzarzaba en una pelea a gritos, incapaz de elegir su presidente y portavoz. Antes de irse, los representantes kurdos anunciaron que convocarán un referendo de independencia.
Sea cierta o no la leyenda de que Sykes y Picot dibujaron Irak en el dorso de un sobre, ese sobre, arrugado, va camino de la papelera.
Las miradas se dirigen ahora a Jordania; otro nombre y otro país inventados por la gente de Sykes, que incluso diseñó su bandera personalmente. Jordania: cuna de algunos de los líderes del yihadismo, inundado de refugiados sirios que pueden simpatizar con el Estado Islámico de Irak y el Levante (como llaman a Siria), dividido internamente y gobernado por un despotismo ilustrado; nadie sabe qué pasará si los guerreros del califato cruzan esta frontera y llegan hasta el río Jordán. Al otro lado está Israel. Otra creación británica, esta vez por medio de la Declaración Balfour de 1917. Otro papel, en definitiva. Oriente Medio tiene su historia moderna empapelada. Como los Acuerdos de Oslo de 1993, que preveían la creación de un Estado palestino en algún momento mítico del futuro. Tampoco sucederá. Israel acaba de elegir un presidente partidario de anexionarse los territorios ocupados. Como el yihadista chileno, ha declarado muerto el acuerdo de Oslo. Al final, todos los fanatismos pueden acabar encontrándose muy pronto en el Jordán, donde ya solo corre un hilo de agua. Ayer caían las bombas en un arco que iba desde Gaza, en la frontera con la dictadura egipcia, hasta Mosul. Efectivamente, las fronteras de Oriente Medio se están desvaneciendo como un espejismo.
el mundo entre líneas