Uno de los temores de los demócratas en estas elecciones legislativas es que las minorías les dieran un voto de castigo. Los hispanos no están nada contentos con un presidente que ha incumplido durante seis años la promesa de aprobar una reforma migratoria, pero tampoco están contentos con los republicanos, así que lo que se espera es una alta abstención. Y a quien perjudica eso es a los demócratas, porque los votantes republicanos, de mayoría blanca, son mucho más fieles.
Tampoco se esperaba una gran asistencia de votantes afroamericanos. El hecho de que los dos grupos minoritarios más grandes hayan mostrado un gran desinterés por las elecciones es lo que llevó a los analistas a vaticinar una larga espera para conocer los resultados finales.
No se esperaban grandes cambios en la Cámara de Representantes, pero la batalla por el Senado, en la que de ganar seis escaños más los republicanos se harían con el control, puede extenderse hasta dentro de dos meses. La razón es que había dos carreras muy reñidas, las de Georgia y Luisiana. Allí, dos senadoras demócratas defendían sus escaños pero las leyes electorales de esos estados obligan a que el vencedor obtenga más del 50 % de los votos. Las dos demócratas mostraban ventaja en los sondeos, pero no muy amplia. Así que ayer se veía como muy probable que uno de esos estados o incluso los dos tengan que celebrar segunda vuelta. Si los conservadores no han logrado los seis escaños que necesitan al margen de estos dos estados, la batalla por el Senado puede seguir abierta hasta que se celebren esas segundas vueltas.
Y mientras sus conciudadanos votaban, Obama que lo hizo por adelantado hace una semana en Chicago, permanecía en la Casa Blanca. Su agenda se centró en la crisis del ébola y en el viaje que inicia la semana próxima a Asia. Entre los días 10 y 12 de noviembre, Obama visita China para tratar de las relaciones entre ambos países, «las más importantes del mundo actual», según las definió ayer el secretario de Estado John Kerry. Y después visitará Birmania y Australia.
Georgia y Luisiana pueden retrasar el resultado de la batalla por el control del Senado