
Los manifestantes atacaron propiedades de cristianos o con carteles franceses
18 ene 2015 . Actualizado a las 12:25 h.Los llamamientos de los ulemas a través de la televisión y la radio nacionales, argumentando que el Islam es una religión pacífica, no consiguieron frenar la erupción de ira y, por segundo día consecutivo, Níger se hundió en una vorágine de disturbios violentos que tienen un doble origen: el malestar por la presencia del presidente del país, Issoufou Mahamadou, en la manifestación de París el pasado domingo y la publicación de la caricatura del profeta Mahoma en el último número de Charlie Hebdo. El balance de daños es amplio. Al menos siete iglesias fueron incendiadas en la capital, Niamey, ciudad en la que se produjeron un mínimo de cinco muertos y se registraron ataques contra propiedades de cristianos o que estaban señalizadas con carteles franceses.
Según AFP, los siete lugares de culto agredidos, en su mayoría iglesias protestantes y algunas de ellas sin signos religiosos visibles en el exterior, se encuentran en el sur de la capital. Esta agencia relata que hacia el mediodía varios centenares de jóvenes se reunieron cerca de la gran mezquita de Niamey, bajo la consigna «abajo Francia» y «¡Alá akbar!» [¡Dios es grande!], pese a que las autoridades habían prohibido las manifestaciones. El templo fue rodeado por decenas de policías antidisturbios vestidos con cascos y escudos, que intentaron dispersar la protesta con gases lacrimógenos. «Vamos a romper todo. Vamos a proteger a nuestro profeta», proclamó un manifestante con una piedra en la mano.
La violencia, que se cobró cinco nuevos muertos, dos de ellos calcinados dentro de una iglesia, no se dirigió únicamente contra edificios religiosos ni se circunscribió a la capital. Según Efe, los manifestantes incendiaron la casa familiar del ministro de Exteriores Mohamed Bazoum, y presidente del Partido para La Democracia y el Socialismo actualmente en el poder. Varios bares, hoteles y comercios pertenecientes a personas no musulmanas o que tenían algún cartel de alguna marca francesa también fueron destruidos.
«Algunos se quedaron encerrados en sus casas. Nunca he sentido tanto miedo en toda mi vida», dijo un mecánico cristiano desde su taller, donde permaneció guarnecido junto con los trabajadores mientras un grupo de manifestantes quemaba un edificio en las cercanías. Kiema Soumaila, gerente del bar Toulousain, un conocido local de la capital, dijo que desde que comenzaron las manifestaciones se imaginaba que iban a producirse disturbios. Según relató, los manifestantes rompieron la puerta del local y que después de tirar todos los vasos prendieron fuego a las instalaciones.
En Zinder, segunda ciudad de Níger, donde las protestas del viernes dejaron cuatro muertos y 45 heridos, unos 300 cristianos se encontraban ayer bajo protección militar. 255 de ellos estaban en una caserna militar mientras que los otros 70 se refugiaban en una iglesia protestante protegidos por fuerzas de seguridad. En Maradi, una ciudad ubicada entre Niamey y Zinder, se registraron varias protestas espontáneas en las que fueron quemados neumáticos.
La embajada de Francia en Níger pidió a sus ciudadanos que aumenten la vigilancia y que no salgan a la calle. El presidente francés, François Hollande, dijo ayer que los países donde hay protestas no entienden el apego de Francia a la libertad.