Alexis Tsipras jura como nuevo primer ministro de Grecia
INTERNACIONAL
Syriza, que obtuvo 149 escaños y se quedó a dos de la mayoría absoluta, ha logrado el respaldo de la formación de la derecha nacionalista Griegos Independientes para formar Gobierno
27 ene 2015 . Actualizado a las 04:46 h.El líder de la izquierdista Syriza, Alexis Tsipras, juró hoy como nuevo primer ministro griego ante el presidente de la República, Károlos Papulias. Tsipras, claro vencedor en las elecciones generales celebradas el domingo, no prestó juramento religioso, como es tradicional en la política griega, sino solamente civil. Posteriormente, Papulias y Tsipras firmaron el decreto de nombramiento de este último como primer ministro, el más joven de la historia de Grecia, que salió de la sala saludando a los fotógrafos con la mano en el corazón. En un encuentro anterior, Tsipras dijo al presidente de la República que se había reunido con la formación de la derecha nacionalista Griegos Independientes y le aseguró que dicho partido «dará voto de confianza al Gobierno». «La mayoría absoluta requerida existe» y, «por ello, podemos formar un Gobierno», afirmó Tsipras, aunque le manifestó también a Papulias que esperaba que esa mayoría se ampliara «aún más» durante la votación de confianza. La mayoría para confirmar Gobierno se resolvió esta mañana con un acuerdo entre Syriza y Griegos Independientes, que en las elecciones consiguió 13 diputados. Juramento civil del líder de Syriza El líder de Syriza realizó un juramento civil y no lo hizo por lo religioso: «Señor presidente, juro que aplicaré la Constitución y las leyes y que trabajaré siempre por el interés general del pueblo heleno». Es la primera vez en la historia de Grecia que un primer ministro sólo jura por lo civil. Antes del juramento ante Papulias, Tsipras visitó al arzobispo de Atenas, Jerónimo, a quien le comunicó que solamente prestaría juramento civil y no religioso. «Vine para asegurarle que las relaciones entre la Iglesia y el Estado serán más importantes que en el pasado», resaltó Tsipras. El líder de Syriza le dijo a Jerónimo que «en cuanto a la solidaridad, es muy importante el papel de la Iglesia» y que su objetivo es «colaborar estrechamente con ella». «Y a través del diálogo y la mejor cooperación posible podremos obtener los mejores resultados», agregó Tsipras. Por su parte, Kammenos, líder de los Griegos Independientes (ANEL), también tiene previsto reunirse con el arzobispo esta misma tarde. Tsipras y Kammenos sellaron esta misma mañana el pacto de Gobierno y tras una reunión de en torno a una hora de duración, el líder de ANEL afirmó que «a partir de este momento hay gobierno» en Grecia. «El objetivo es que los griegos avancemos unidos para recobrar la soberanía nacional», dijo Kammenos al salir de la reunión. Dinamita la política griega Syriza rompe la baraja. Será el primer partido contrario a la austeridad que gobierna un país europeo. El primer Ejecutivo de la izquierda radical en la UE. La primera formación que rompe el bipartidismo heleno en cuarenta años. Grecia, cansada de soportar recortes que tocan hueso, la gran deudora del continente, decide convertirse en acreedora y pasarle factura a aquellos que consideraba que todavía no habían pagado por la crisis: los políticos. Syriza dinamita la política griega y el temblor de la explosión alcanza a toda Europa en un año que es todo un parque de atracciones electoral: Grecia, Reino Unido, Portugal, España... Porque este terremoto político lo ha originado un país que supone solo el 2 % de la economía europea, el equivalente a Cataluña. «Grecia deja atrás cinco años de humillación. Nuestro pueblo es una muestra de una Europa que cambia», clamó Alexis Tsipras ante una multitud entregada. «El veredicto de los griegos cancela todos los programas de austeridad», aseguró. Llegará la hora de la real politik. Bruselas tendrá que hablar con Tsipras. Y Tsipras tendrá que hablar con Bruselas. Real politik, que dirían los alemanes. Posiblemente se suavice la aversión de Jean-Claude Juncker a las caras nuevas y se queden en el tintero parte de las propuestas de Syriza. Pero la real politik no borra el mensaje emitido desde los intervenidos. Bruselas y Berlín, dedicados a cortejar a los políticos, quizás se olvidaron de los ciudadanos. Ni la inyección de liquidez de Mario Draghi ni los brotes verdes de Antonis Samaras han logrado cambiar la tendencia. Nueva Democracia pierde el Ejecutivo pero mantiene su estimable suelo electoral. Lo recordó su candidato, que insistió en que espera que se mantengan sus logros, «dejar un país que está saliendo de la crisis y que es miembro de la Unión Europea y de la zona euro». El Pasok, sin embargo ha sido canibalizado, reducido a cenizas por Syriza, guardado en el cajón de los partidos pequeños tras haber sufrido peores resultados de su historia. Su candidato, Evángelos Venizelos, recordó que «la actual situación griega necesita de mayorías más amplias» y criticó a Yorgos Papandreu por dividir a los socialistas «a su antojo» creando un nuevo partido para estas elecciones. Venizelos ha acabado vagando por tierra de nadie. Los socialistas no simbolizaban la estabilidad ni estaban realmente legitimados para presentarse como la alternativa de cambio. Un aviso a esos navegantes de partidos tradicionales. Syriza, al borde de la mayoría absoluta Syriza obtuvo 149 escaños (en Grecia la primera fuerza siempre recibe 50 escaños extra), quedándose a solo dos diputados de lograr la mayoría absoluta. Los conservadores de Nueva Democracia, el partido del hasta ahora primer ministro Andonis Samarás, lograron 76 escaños. El tercer lugar lo ocupan los neonazis de Amanecer Dorado, con 17 escaños, los mismos que consiguieron los centristas del nuevo partido To Potami (El Río). A continuación se sitúan los comunistas del KKE, con 15 escaños y el hasta ahora cogubernamental Pasok (socialdemócratas), del viceprimer ministro Evángelos Venizelos, con 13 escaños. En la cola de partidos está la formación Griegos Independientes, derecha nacionalista, con 13 escaños. Fuera del Parlamento se queda el partido del exlíder de Pasok y antiguo primer ministro Yorgos Papandreu. No alcanzó la barrera del 3 % de los votos para poder conseguir representación. La amenaza neonazi persiste El aviso que persiste es el de Amanecer Dorado. Los neonazis, a pesar de tener a su cúpula encarcelada y de tener una trayectoria manchada de sangre, son la tercera fuerza en Grecia. Sobrecoge ver una papeleta con una cruz gamada en los colegios electorales. Esta luz de alarma se hace más evidente en una Europa que intenta sofocar a la vez a los islamistas radicales y a la ultraderecha xenófoba. Ahí están el movimiento Pegida y los apoyos electorales de Marine Le Pen. To Potami, el partido centrista creado hace menos de un año también confirma que los resultados que cosechó en las elecciones europeas, su primera cita electoral, no fueron un arrebato puntual de los votantes. Con su triunfo aplastante, Grecia está en manos de Syriza. El tiempo demostrará si su propuesta de reestructurar la deuda y de abandonar la política de recortes se topara con un muro o un escalón. Y está por ver si a partir de ahora el país será el talón de Aquiles, la espada de Damocles o la ira de Zeus en Europa.