El Gobierno egipcio mantiene el estado de excepción en gran parte de la península
31 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Hace meses que en Oriente Medio se difunden fotos de los llamados soldados del Estado Islámico (EI) entrenándose en algún lugar indeterminado del desierto de Sinaí, en Egipto. En teoría, son militantes de Ansar Beit al Maqdis, ahora conocido como Wilayat Sina, un grupo local que manifestó su adhesión a la organización terrorista y que se ha apropiado de sus banderas negras, modus operandi, símbolos e insignias. Ayer, escenificaron una demostración de fuerza con varios ataques sincronizados que dejaron al menos 40 muertos y más de un centenar de heridos por coches bomba, tiroteos y lanzamientos de proyectiles que hicieron temblar la zona.
Los ataques se ejecutaron con pocas horas de diferencia. El primero se registró junto a un cuartel militar y un hotel de la capital de la provincia del Sinaí norte, donde murieron al menos 24 personas, incluidos civiles. Poco después un grupo de milicianos asaltaron un puesto de control en Rafah, y mataron a un jefe del Ejército. Más tarde una bomba en la carretera hacia Suez terminó con la vida de un agente de policía, y le siguió un ataque contra un puesto de seguridad al sur de Arish.
Incremento de atentados
La zona hace tiempo que sufre un deterioro imparable de seguridad. Los ataques se han incrementado desde el derrocamiento del presidente islamista, Mohamed Mursi en el 2013. En octubre, un atentado provocó 31 víctimas militares cerca de la frontera con Gaza, en una de las peores operaciones registradas en la zona. Los vínculos, ahora públicos, con el EI apuntan a un aumento de la inestabilidad en el área.
El Gobierno egipcio mantiene el estado de excepción en gran parte de la península del Sinaí. El presidente, Abdelfatah al Sisi, que tenía previsto viajar a Etiopía, canceló el viaje para gestionar la crisis en la frontera que le separa con Gaza e Israel.