Tsipras habla muy fuerte, pero acata

Adolfo Lorente BRUSELAS / COLPISA

INTERNACIONAL

El primer ministro griego actuó de una forma en la cumbre y de otra en público

14 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos días, en un encuentro con el grupo popular de la Eurocámara, Jean-Claude Juncker, todo un presidente de la Comisión Europea, disparó: «No sabe de lo que habla. Es como un estudiante de Medicina de primer año que ya quiere operar a corazón abierto». El encuentro era discreto, pero la definición era demasiado jugosa mediáticamente para dejarla escapar. Twitter y un diputado despistado hicieron el resto.

Alexis, el «estudiante», llegó el jueves a Bruselas para celebrar su primer gran congreso médico con los 27 principales expertos cirujanos de la UE. También estuvo Juncker. Por cierto, uno de los más férreos defensores de tender puentes con Atenas porque sabe muy bien que el enfermo griego tiene pie y medio en el otro mundo y está mediando para que el alumno supere su primera prueba de fuego.

Hubo dos Tsipras. El comedido, el que en privado pidió solidaridad y soluciones reales para paliar «el drama humano» de su país, y el mediático, el que durante 37 minutos y 34 segundos atendió a los medios de todo el mundo. Bebió agua y disparó. Que si «la troika ya no existe»; que si «no aceptaremos el chantaje de nadie», que si «olvídense de la prórroga del rescate» o el «he visto a Rajoy algo nervioso». ¿Se está más nervioso por deber 26.000 millones o por temer perderlos? Ayer, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría deslizó la misma media sonrisa de Tsipras para recordarle que, si de algo peca Rajoy, no es de perder los nervios.

Tras el ruido, los hechos. La gran victoria que de momento puede esgrimir el primer ministro griego y que ayer fue confirmada por Alemania es que el término troika ha pasado a la historia. Ahora, se llama «instituciones». Eso sí, la Comisión, el BCE y el FMI seguirán negociando con Grecia el término del rescate actual y la posible aprobación de un tercero. ¿Qué no gusta la palabra rescate? Pues «programa puente», como quiere Syriza. El escenario podría resumirse así: «Para ti la victoria semántica. Pero de quitas de deuda, nada. Si quieres más dinero, reformas. Y los expertos de la Comisión, el FMI y el BCE no se mueven de donde están».

Tsipras está obligado a conducirse con agilidad entre dos aguas, entre el ala más radical de su coalición (como la troskista) y la frialdad bruselense. Y entre lo que en un principio se dijo y lo que está pasando hay varios episodios de calado. Primero, Atenas ha renunciado a una quita. Segundo, la aceptación de sentarse a negociar con la no troika. Y tercero, la frase menos estridente de la conferencia de prensa de Tsipras pero sin duda la más elocuente: «No estamos de acuerdo con las reglas, pero estamos obligados a cumplirlas».

Berlín se indigna por una caricatura

ALKIS KONSTANTINIDIS | REUTERS

El Gobierno alemán transmitió ayer su condena contra una viñeta publicada el pasado domingo por el diario griego Avgi, afín a la coalición Syriza, en la que se describe al ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble como a un nazi. En el dibujo, Schäuble aparece con un uniforme nacionalsocialista y propone «convertir en jabón la grasa y en abono las cenizas de los griegos», tal como se hacía en los campos de concentración con los judíos exterminados. El titular reza: «Comienza la negociación», en referencia a las conversaciones que el nuevo Gobierno griego está iniciando en Europa para ajustar la devolución de la deuda.

«Siempre he defendido el principio de la libertad de expresión», dijo el portavoz del Ministerio de Finanzas Martin Jaeger, «pero a un nivel muy personal considero que esta caricatura es ofensiva y que el responsable debería sentir vergüenza».

Grecia es uno de los países del sur europeo donde más intensamente prendió la retórica antialemana, que compara a los actuales dirigentes democráticos con los antiguos jerarcas nazis. y es frecuente que en las manifestaciones aparezcan carteles que representan a Angela Merkel con un bigote como el de Hitler. Según AFP, la prensa griega ha hecho mayoritariamente suya esa retórica, pero los diarios alemanes no le van a la zaga, ofreciendo un tratamiento de los griegos y de otros europeos del sur igualmente vejatorio.