Alemania se niega a dar un salvavidas a Grecia si no se ajusta a la austeridad
INTERNACIONAL
Su postura de fuerza provoca discrepancias con la Comisión Europea
20 feb 2015 . Actualizado a las 12:15 h.Grecia lucha por sobrevivir. El Gobierno de Tsipras se encuentra con el agua al cuello tras el fracaso de las últimas reuniones con sus socios europeos en las que intentó llegar a un acuerdo, sin éxito, sobre la extensión del crédito de su actual rescate. Hoy su ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, tendrá una última oportunidad para convencer a los 18 en el Eurogrupo extraordinario que se celebra en Bruselas. Carga a sus espaldas con el peso de las promesas electorales de Syriza, el devastador paisaje social que dejaron cinco años de austeridad y la despiadada presión de Alemania para que claudique y asuma los compromisos de ajustes y recortes que Atenas no está dispuesta digerir por más tiempo.
El griego y su homólogo alemán, Wofgang Schäuble, se verán hoy las caras. La cita promete ser de alta tensión después de que ayer el germano rechazase la propuesta de Varufakis para firmar el llamado «Acuerdo máster para la facilidad de asistencia financiera», en otras palabras, una extensión de las ayudas europeas a cambio de cumplir con el grueso de las exigencias del Eurogrupo: devolución de la deuda, mantenimiento del rigor presupuestario, finalización del actual programa de reformas «de común acuerdo» y supervisión de las tres instituciones de la troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional). El alemán manifestó ayer su intención de vetar la propuesta por «no ser sustancial para una solución».
El texto de la carta que envió Varufakis para explicar sus planes al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y al líder del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, despertó una suspicacia frontal en Alemania, donde no ven claro cómo Grecia cumplirá con las reformas acordadas en el 2010 y refrendadas en el 2012: «En verdad tiene como objetivo la financiación puente, sin cumplir los requisitos del programa», aseguró Schäuble solo quince minutos después de que Juncker la considerase «un paso positivo hacia un acuerdo razonable».
Las discrepancias entre Berlín y Bruselas no fueron las únicas. El propio ministro alemán de Economía, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, tuvo que matizar a Schäuble: «La propuesta no es suficiente pero puede ser tomada como un punto de partida. No deberíamos decir sí o no tan rápido», aseguró.
Alemania se retrató al negarse a entrar siquiera en los detalles. Schäuble dejó claro que las distancias no son técnicas sino políticas e ideológicas. Berlín no está dispuesta a ceder el timón de la zona euro y tampoco consiente que se pongan en cuestión sus recetas conservadoras. Lejos quedan las palabras del comisario de Economía, Pierre Moscovici, exhortando a ser «lógicos y no ideológicos».
La propia canciller alemana, Angela Merkel, telefoneó a Tsipras para tratar de calmar las aguas mientras sus equipos discutían acaloradamente en la reunión de trabajo previa al Eurogrupo. El representante alemán, según filtraron los helenos, habló de la propuesta de Grecia como si se tratase de un «caballo de Troya» que quiere utilizar Tsipras para financiar su economía por la puerta de atrás. Lejos de arrugarse, el Gobierno griego advirtió de que «el Eurogrupo tiene solo dos opciones: O aceptar o rechazar la propuesta que ha hecho Grecia». Y puso sobre aviso a sus socios para que no obstaculicen más las negociaciones: «Es momento de ver quién quiere una solución y quién no».