Juncker pide a Tsipras que baje la tensión y acometa las reformas
INTERNACIONAL
El primer ministro se queja de que solo le imponen «obligaciones y obligaciones»
14 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.El escepticismo y la desconfianza dominaron ayer el encuentro que mantuvieron por segunda vez en Bruselas el primer ministro griego, Alexis Tsipras, y el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker. El líder de Syriza acudió con la esperanza de encontrar en el luxemburgués la comprensión y la mano izquierda que el Eurogrupo le está negando a su país en las negociaciones sobre las reformas que Atenas debe aplicar antes de acceder al préstamo del rescate. Pero el heleno se encontró con un Ejecutivo crítico y distante por las declaraciones desafiantes y los vaivenes políticos que repite semana tras semana el Gobierno griego. Tanto es así que el propio Juncker pidió a Tsipras rebajar el tono con los socios para facilitar unas negociaciones que están atascadas a todos los niveles. El riesgo de que descarrilen las conversaciones entre Grecia y la troika existe: «No estoy satisfecho. No creo que se hayan hecho los progresos suficientes», afirmó.
Los dos reconocieron que la situación que vive Grecia es «extremadamente seria», tanto en lo social como lo financiero, y que es el momento de apurar las reformas a lo largo de las próximas seis semanas, pero la «voluntad política» manifestada por Tsipras tiene sus límites. El griego no está dispuesto a poner fin a la contienda a cualquier precio:. «Grecia ya ha empezado a hacer su parte, esperamos que nuestros socios hagan la suya», manifestó tras la reunión que mantuvo con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz. Aunque el fantasma de la quiebra sobrevuela de nuevo Grecia y la estabilidad del Gobierno se ha puesto en duda por las divisiones internas en Syriza, Tsipras sigue firme en su propósito de no dar un paso atrás y pide a la UE que cambie su mensaje: «No es todo implementar e implementar ni obligaciones y obligaciones. Es tiempo de que las instituciones europeas envíen un mensaje de ayuda y solidaridad».
Para calmar parte de sus aspiraciones, Juncker anunció que mantendrá contacto permanente con las autoridades griegas para trabajar sobre un plan de mejora en el uso de los fondos europeos. Ambos esperan que se impulse el empleo y el crecimiento mientras el país hace frente a la grave «crisis humanitaria». Schulz se sumó a la iniciativa proponiendo un «plan de crecimiento e inversiones específico» en los próximos cuatro meses. Todos se afanan en buscar una solución para Grecia: «No hay un problema griego sino europeo», recordó el líder heleno, consciente del temor que infunde una posible ruptura el euro.
Alemania invoca de nuevo el Grexit y Grecia esgrime otra vez el referendo
La contienda que libran la eurozona y Grecia cobra tintes cada vez más dramáticos. A la falta de confianza que despierta el Gobierno de Tsipras en Bruselas se suma el malestar de sus socios por la «violencia verbal» que a ojos del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, emplea Atenas.
La intransigencia de algunos socios y las reacciones imprevisibles de Atenas están poniendo en serio peligro el futuro a corto plazo del país que se encuentra al borde de la quiebra. Las voces que anunciaron hace semanas un Grexit vuelven a sonar con fuerza y ni siquiera las palabras de Juncker calman los ánimos: «Descarto absolutamente el fracaso. No es momento de divisiones sino de caminar juntos», aseguró ayer con un tono más cercano al deseo que a la convicción de que no habrá una «salida accidental» que precipite la ruptura del euro.
Con ánimo de poner las cosas más difíciles a Tsipras, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, volvió a extender las dudas sobre la permanencia de Grecia en el euro al asegurar a la televisión austríaca que el Grexit no se puede excluir. «Es Grecia la que se tiene que dejar ayudar. El decidir qué va a pasar les corresponde a ellos. Nosotros no sabemos exactamente qué están haciendo allí, así que no podemos descartarlo», declaró.
Los alemanes defienden las tesis de su ministro. El porcentaje de quienes apoyan la salida de Grecia del euro ascendió al 52 % y el 80% se niegan a conceder más ayudas sin que el vecino del sur cumpla con sus compromisos, según un sondeo elaborado para la cadena ZDF.
La respuesta de Atenas no se hizo esperar. El portavoz del Gobierno amenazó con un referendo si las negociaciones con la troika llegan a «un callejón sin salida». Grecia se siente acorralada por socios y acreedores. Eso no es todo. Tsipras teme también la rebelión interna en su partido donde figuras de gran peso político y social han manifestado públicamente su descontento con los resultados de las negociaciones y su rechazo a más sacrificios. El Gobierno podría verse obligado a refrendar en una consulta pública el apoyo a su gestión un mes y medio después de imponerse en las urnas.