Víctimas de Boko Haram relatan los ataques a través del dibujo
12 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Ante una gran tienda de campaña blanca de Unicef, decenas de niños nigerianos se empujan entre risas. Todos quieren participar en el taller de dibujo organizado en este campo de refugiados de Dar es Salam al que llegaron en piragua o a pie -140, sin sus padres-, huyendo de los Boko Haram a través del lago Chad. De pronto, el silencio se instala entre ellos, ante la hoja en blanco, con el rotulador en la mano. El tema del día es doloroso: el ataque de los terroristas a sus pueblos. Cuerpos sin cabeza, casas incendiadas... Sumaila Ahmid dice tener 15 años. «Estábamos en nuestra puerta cuando los vimos, fueron hacia la gente que estaba al borde del río y les dispararon en la cabeza», cuenta el niño. Luego dibuja una forma alargada y cadáveres flotando. «Algunos pudieron subir a piraguas, están huyendo. Los otros están muertos», relata sin pestañear. Otro dibujo. «Este hombre está reparando su casa, ha escuchado los tiros, y cuando va a ver qué pasa, un Boko Haram dispara e incendia la casa. El hombre quiere salir, pero no puede porque está ardiendo», explica Nur Issiaka, también de 15 años.
Cerca de 800 niños están escolarizados de urgencia en ocho tiendas montadas en enero por Unicef. Cada tarde, entre partidos de fútbol, el dibujo permite tratar temas como el amor o la escuela. «Corren a inscribirse», explica un miembro del equipo que trata de identificar a quienes se aíslan o parecen demasiado familiarizados con la tragedia para impedir traumas. «Algunos seguían enseñanzas coránicas, pero ninguno conocía la escuela y muchos jamás habían tenido un bolígrafo entre las manos», afirma.
Mahamat Alhadji Mahamat, de 14 años, tardó una semana en llegar al campo. Avanzaba de noche y se escondía de día. En su dibujo, algunos pájaros vuelan junto a un camión repleto de fusiles. «No podré olvidar lo que vi -asegura con una tímida sonrisa-, pero quiero aprender, y un día volveré a mi casa, a Nigeria».