La troika ofrece 15.500 millones a Atenas si acepta extender el rescate

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

STEPHANIE LECOCQ | Efe

Tsipras acusa a los socios de «chantaje»y dice que seguirá dando la batalla

27 jun 2015 . Actualizado a las 00:11 h.

«Muy generosa». Así definió ayer la canciller alemana, Angela Merkel, la última propuesta que la troika puso ayer sobre la mesa a Grecia para cerrar el último capítulo de su tortuoso rescate. Las líneas no difieren mucho en relación a las que han escrito los griegos. Las pensiones no preocupan. Los flecos están en el IVA y el gasto militar. Las diferencias técnicas son minúsculas, pero existe un grave obstáculo político que se interpone entre el primer ministro griego, Alexis Tsipras, y sus socios: el alivio de la deuda, que supone el 180% del PIB. Varios países europeos se oponen de forma taxativa a otra quita como la del 2012, entre ellos Finlandia y España.

Las instituciones han pedido al líder de Syriza que acepte hoy una última oferta que consistiría en la extensión del actual programa de rescate durante cinco meses a cambio de una ayuda de hasta 15.500 millones de euros. Unos 8.700 millones procederían del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) y otros 3.300 del BCE. Obviamente, todo ello estaría condicionado a que Grecia cumpla con las exigencias de la troika y que renuncie a una posible quita. Este es el punto que genera más controversias en la delegación helena. Para ellos siempre ha sido «nuclear» el alivio de esa carga.

Para tratar de superar ese gran obstáculo la troika propone a Tsipras una solución intermedia que establece la extensión de los vencimientos además de una rebaja y moratoria de los intereses. De esta forma, Grecia podría extender el programa actual de rescate hasta el mes de noviembre, tiempo suficiente para ir aplicando las reformas e ir desembolsando los fondos que necesita para hacer frente a las cuantiosas facturas de los próximos meses.

Pero la solución «a corto plazo» que debatieron ayer Tsipras, Merkel y el presidente francés, François Hollande, antes del arranque de la cumbre de líderes de la UE, no solucionará los problemas de Grecia en el futuro. Atenas cree que volverá a encontrarse en la misma situación una vez que termine esta nueva prórroga. Tsipras se niega a aceptar ese atajo porque no ve posibilidad alguna de crecimiento si tiene que ejecutar más esfuerzos fiscales y cargar a la vez con una deuda que sobrepasa a su economía.

Hoy está previsto que sea el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, el que trate de negociar esta demanda a sabiendas de que un acuerdo sin alivio de la deuda no podrá pasar el visto bueno del Parlamento griego. Los diputados de la izquierda de Syriza consideran que estas medidas «humillan» al pueblo griego y Tsipras pareció darles la razón con unas declaraciones beligerantes. «Los principios fundadores de la UE fueron la democracia, la solidaridad, la igualdad y el respeto mutuo. Estos principios no se basaron en chantajes y ultimátums. Continuaremos dando la batalla en nombre de los europeos y, por supuesto, en nombre de los griegos», zanjó en un tono muy duro.

Cansados de intercambiar y de enmendar textos, los acreedores han hecho saber a la delegación griega que esta es la última oportunidad que tienen de cerrar el acuerdo y garantizar su futuro en el euro. De lo contrario, los ministros ultimarán los preparativos para un plan B en la eurozona, con control de capitales incluido, si el lunes se produce una situación de pánico bancario en Grecia como consecuencia de la falta de acuerdo.

Entre el hastío de una negociación extenuante y la esperanza de cerrar un acuerdo

«Nos hacen perder el tiempo», «nada nuevo sobre la mesa», «me pregunto quién pagará mi billete de vuelta». Son algunas frases lanzadas al aire por los ministros de Finanzas del euro durante los últimos cinco meses de negociaciones entre la troika y Grecia y reflejan el hastío de quienes han tenido que reunirse hasta en cuatro ocasiones esta semana para estudiar las propuestas y contrapropuestas de las dos partes. Hoy lo volverán a hacer en Bruselas. Esperan desencallar las negociaciones con Grecia definitivamente.

A pesar del optimismo que muestran los funcionarios próximos a las negociaciones, nadie pone la mano en el fuego. Todo se puede torcer en el último minuto. «La probabilidad de un acuerdo es de aproximadamente el 50%», aseguró ayer el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, más optimista de lo habitual teniendo en cuenta que aterrizó en la capital belga asegurando que Tsipras había dado un paso atrás con sus demandas. «Hemos dado un paso hacia Grecia y ahora es decisión suya dar un paso hacia nosotros», aseguró ayer Angela Merkel.

Trámites parlamentarios

No habrá más tiempo, más reuniones. Los ministros y líderes de la eurozona lo descartaron durante la cumbre. La campana está a punto de sonar. El día 30 expira el plazo y no se sabe si los trámites parlamentarios permitirán llegar a tiempo. Es necesario que el Eurogrupo de luz verde hoy al acuerdo para que pase por la lupa del Parlamento griego, probablemente mañana. Este parece ser el mayor escollo que hay en el calendario. Nadie asegura a Tsipras ni a sus socios del euro que vaya a tener el apoyo suficiente de los diputados. Y sin un acuerdo ratificado por el Parlamento griego, ni el alemán ni el finlandés podrán someterlo a votación.

De nuevo emerge la duda. Aun sellando un acuerdo antes del día 30, cuando expira el programa de rescate, ¿llegará a tiempo Grecia para pagar los 1.600 millones de euros al FMI si aún no ha puesto en marcha las reformas? Sí. El BCE podría permitirle pagar la factura con los beneficios de los bonos griegos en manos del gigante europeo comandado por Mario Draghi.