«A los turistas les pido que paguen en efectivo. Tienen que entenderlo»
INTERNACIONAL
Los visitantes no tienen restricciones, pero el problema es encontrar un cajero operativo
01 jul 2015 . Actualizado a las 17:12 h.«Los turistas no tienen ningún problema. Si me preguntas si se puede pagar con tarjeta de crédito, claro que se puede», explica Marita, dueña de una tienda de sandalias. Las restricciones para hacer transferencias fuera del país y el límite de 60 euros diarios empiezan a ser un quebradero de cabeza para comerciantes y empresarios. «Hoy he enviado a un empleado con dinero a Bulgaria para poder pagar a mi proveedor», cuenta Miltiadis, dueño de un pequeño hotel en Omonia, un barrio de Atenas, era la solución más rápida. «A los turistas les empiezo a pedir que paguen en efectivo. Tienen que entenderlo porque luego yo ese dinero no lo puedo sacar de mis cuentas en el banco», añade.
Los turistas que recorren estos días el céntrico barrio de Plaka han viajado ya con la advertencia de las agencias de viajes de traer efectivo. El corralito no afecta a las cuentas extranjeras, no hay límite para disponer de dinero, pero encontrar un cajero operativo es difícil, sobre todo en las zonas más turísticas. Los últimos datos hablaban de un 60 % de cajeros sin suministro. «Hay que sacar dinero antes de las diez de la mañana y en los barrios residenciales. El primer día nos costó tres horas encontrar uno», advierte Nacho, que lleva seis días de vacaciones en Grecia. La Acrópolis ha tenido que aceptar pagar con tarjeta, ante la falta de efectivo.
El turismo es uno de los motores de la economía helena. Los empresarios son conscientes de que la incertidumbre perjudica a su negocio, pero muchos se debaten entre rechazar las propuestas de los acreedores en el referendo o aceptar unas medidas que les repercutirían directamente. La oferta de la troika del 25 de junio suponía al sector hotelero y de la restauración una subida de diez puntos, hasta el 23 %. «No quiero que me suban el IVA, está claro, pero tampoco quiero que mi país se vaya a la quiebra», señala Dimitris, dueño de una pequeña taberna en Monasteraki. Su vecino de negocio, Xristos, no lo tiene tan claro: «Primero es nuestra dignidad, no vamos a permitir que nos impongan medidas de austeridad y que encima intenten manipularlos para votar».