El Parlamento japonés aprueba la ley que permite al Ejército combatir en el exterior

sara r. estella PEKÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

KAZUHIRO NOGI | afp

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial el país tenía prohibido participar en conflictos fuera de sus fronteras

17 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Japón está a punto de poner fin a 70 años de pacifismo después de que la Cámara baja aprobara por mayoría un proyecto de ley que permitirá a su Ejército combatir en el exterior por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Una decisión polémica que tiene al 80 % de la opinión pública en contra y de la que la oposición en bloque se desmarcó abandonando la sala durante la votación.

Este cambio legislativo es una de las apuestas personales del primer ministro japonés, Shinzo Abe. Justo después de ser reelegido por amplia mayoría en diciembre del 2014, hizo una reinterpretación de la Constitución pacifista para que las llamadas Fuerzas de Autodefensa, como se denomina al Ejército japonés, pudieran participar en conflictos fuera de sus fronteras. Hasta ahora, dichas operaciones estaban prohibidas por el artículo 9 de la Carta Magna impuesta por Estados Unidos al final de la Segunda Guerra Mundial. «La situación de la seguridad en torno a Japón es cada vez más preocupante», justificó Abe tras la votación, en una velada referencia a China y a las disputas territoriales que ambos países mantienen.

Uno de los miembros destacados de la oposición, Kiyomi Tsijimoto, reprochó al primer ministro que esta nueva normativa «cambiará el modo en que Japón ha buscado la paz desde el final de la guerra. Nuestra Constitución está amenazada, la soberanía del pueblo y nuestra democracia están amenazadas».

La propuesta de ley obtuvo el apoyo del gobernante Partido Liberal Demócrata y de sus socios de Gobierno, el partido budista Nuevo Komeito. Los diputados de cinco formaciones abandonaron la Dieta, el Parlamento japonés, en señal de protesta y el jefe de la oposición, Katsuya Okada, calificó la nueva ley como «una mancha en la democracia». Este proyecto de ley no se aprobará hasta que sea debatido en la Cámara alta, donde Abe y sus aliados también tienen mayoría.

Mientras, fuera del Parlamento, cerca de 60.000 personas se concentraron para protestar por esta polémica decisión e incluso se produjeron enfrentamientos con la policía cuando trataba de disolver la protesta. Este tipo de actos de repulsa suelen ser minoritarios y poco ruidosos en Japón, pero este asunto ha creado un gran descontento social.

Además, fuera de sus fronteras el nuevo rumbo que toma Tokio ha despertado el recelo en vecinos como China o Corea del Sur, ambos víctimas del imperialismo nipón. En Seúl varias decenas de personas salieron a las calles en señal de protesta, pero fue desde Pekín desde donde surgió la crítica más contundente. En un comunicado distribuido por la portavoz del ministerio de Exteriores chino, el gigante asiático instó a Tokio a no abandonar su política pacifista de las siete últimas décadas.