El Gobierno de David Cameron está dispuesto a combatir aún con mayor dureza la inmigración ilegal: los extranjeros que trabajen sin permiso de residencia podrán ser condenados hasta seis meses de prisión y cerrará los negocios que los empleen, según un proyecto de ley presentado ayer.
«Si estás aquí ilegalmente, vamos a tomar medidas para impedir que trabajes, alquiles un apartamento, abras una cuenta bancaria o conduzcas un coche», amenazó James Brokenshire, secretario de Estado de Inmigración. De acuerdo con un anuncio anterior, los salarios de los trabajadores extranjeros irregulares serán embargados y quienes les alquilen viviendas podrían también acabar en la cárcel. El Gobierno tiene la intención de presentar en otoño el nuevo proyecto de ley sobre inmigración.